No se dejen perturbar ni se alarmen tan fácilmente por los que dicen que el día del Señor ya ha comenzado. No les crean, ni siquiera si afirman haber tenido una visión espiritual, una revelación o haber recibido una carta supuestamente de nosotros. No se dejen engañar por lo que dicen. Pues aquel día no vendrá hasta que haya una gran rebelión contra Dios y se dé a conocer el hombre de anarquía, aquel que trae destrucción.
2 Tesalonicenses 2:2-3. NTV-
Lectura:
2 Tesalonicenses 2:1-12. Versículos del
día: 2 Tesalonicenses 2:2-3.
MEDITACIÓN
DIARIA
El
apóstol Pablo muy proféticamente nos habla sobre las especulaciones que se
levantarán en los tiempos finales. Por eso nos dice que no nos asustemos ni nos
dejemos engañar, porque primero se da a conocer el hombre de maldad, que es el
anticristo. Yo soy muy dada a escuchar a diferentes predicadores y cuando abro
mi teléfono tengo cantidad de videos donde los unos y los otros pululan
hablando del regreso del Señor y del comienzo de la tribulación. Para que el
Señor regrese, primero tiene que aparecer el anticristo quien viene a convencer
y engañar a los que no tienen al Señor Jesús en sus vidas. Bueno, yo
personalmente leyendo y analizando este pasaje, me declaro pretribulacionista.
Creo que el pueblo del Señor será arrebatado antes de la gran tribulación. “Bien
saben ustedes qué es lo que detiene al hombre malvado, para que no aparezca
antes de tiempo. Porque su plan secreto de maldad ya está en marcha; sólo falta
que se quite de en medio lo que detiene a ese hombre” (2 Tesalonicenses, 2:6-7.
TLA). Estoy con el convencimiento que lo que detiene a ese hombre de maldad, es
la Iglesia; por tanto, considero que cuando la Iglesia del Señor sea
arrebatada, el anticristo comenzará su obra destructora en la tierra.
Como
dije anteriormente, ese es mi criterio. Por favor, tú puedes y debes indagar
por tu propia cuenta pidiéndole al Espíritu Santo, te revele lo concerniente con
el arrebatamiento.
Amado
Señor Jesús: lo único que sé a ciencia cierta es que debo de estar lista,
porque Tú mismo dijiste que nadie sabe del día ni la hora. Permite buen Señor
que cuando Tú vengas estemos haciendo tu voluntad. Por esto mismo, te ruego que
pongas en mi corazón y en los que siguen este devocional, el deseo de compartir
tu mensaje de salvación y llevar a muchos a tus pies. Te doy gracias por los
que vendrán a completar tu redil y oro porque ellos entiendan que Tú puedes
regresar en cualquier momento. Mi Señor, qué más quisiera yo, que ya fuera ese
día; sin embargo, mi corazón de conmueve por tantos familiares, amigos y
conocidos que no te conocen y otros que ni siquiera lo desean. Ablanda sus corazones Señor. Gracias, muchas
gracias, bendito Señor Jesús.
Un abrazo y bendiciones.
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