Fui puesto a tu cuidado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre mi Dios eres tú.
Salmo 22:10. NVI.
Lectura:
Salmo 22:9-10 y 22-31. Versículo del
día: Salmo 22:10.
MEDITACIÓN
DIARIA
Qué
hermoso es saber que aún desde antes de nacer, el Señor ya cuidaba de nosotros.
Nos lo dice aquí este Salmo y nos lo vuelve a confirmar el Salmo 139 más
adelante: “Tu protección me envuelve por completo; me cubres con la palma de tu
mano. Conocimiento tan maravilloso rebasa mi comprensión; tan sublime es que no
puedo entenderlo”; “Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya
escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno
solo de ellos” (Salmo 139:5-6 y 16).
¡Gracias,
muchas gracias, bendito Señor! Gracias porque ya en tu libro, tenías escrito mi
nombre sin siquiera yo haber abierto los ojos a este mundo. Sí, sí; ante mi
comprensión no alcanzo a entender tanto amor por mí. Eres Inigualable mi Señor
y Dios. Me imagino escribiendo en tu libro: ‘Dora C. es para mi reino; es una
ovejita más de mi redil; cuidaré de ella en su vida terrenal, me será útil en
la divulgación de las Buenas Nuevas y luego la traeré nuevamente a casa
conmigo’. No sé mi Señor si es mucho atrevimiento pensar que eso dijiste de mí.
Tómalo por favor como una oración sincera hacia Ti. Sólo sé mi Señor, que no
tengo más que palabras de agradecimiento por tanto bien otorgado por Ti, a
través de mi vida. Gracias porque fuiste Tú quien me buscaste a mí; yo sin
merecerlo y pusiste tus ojos sobre los míos para decirme: ‘mía eres tú’, ¡con tan
grande amor! Gracias, muchas gracias, mi Señor y Dios. ¡Te alabo y te doy toda
la honra y gloria porque sólo Tú la mereces! Gracias Papito Dios por tu amado
Hijo Jesús que murió por mí y gracias, buen Jesús por dejarme al Precioso
Espíritu Santo para no sentirme sola y abandonada. ¡Te amo Santísima Trinidad!
Santo, santo Dios Padre, me gozo en saber que soy tu hija; Santo, santo
Jesucristo, te doy gracias por venir a redimirme; Santo, santo Precioso
Espíritu Santo, Tú me llenas con tu dulce presencia. Sí, sí: ¡Te amo Dios
Trino!
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario