Aunque la higuera no florezca ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo y los campos no produzcan alimentos; aunque en el redil no haya ovejas ni vaca alguna en los establos; aun así, yo me regocijaré en el Señor. ¡Me alegraré en el Dios de mi salvación!
Habacuc 3:17-18. NVI.
Lectura:
Habacuc 3:1-19. Versículos del día:
Habacuc 3:17-18.
MEDITACIÓN
DIARIA
Ayer,
en una reflexión diaria que me mandan, hacía alusión a estos dos versículos que
los escribí para el día de hoy. Muy bien los recuerdo, porque en nuestra época
de la gran crisis financiera, yo se los repetía al Señor entre llantos y tal
vez alabanza. Entonces, resolví hacer mi devocional sobre lo mismo, porque todo
el día se venía a mi memoria las citas bíblicas correspondientes. Es tan verdad
esto para nosotros los cristianos que, aunque no lo entendamos, la actitud de
alabar al Señor y adorarlo a pesar de las circunstancias que estemos viviendo,
se convierte en un río desbordante de paz y regocijo como solo Dios sabe
hacerlo. Sí; no importa si hay crisis financiera, crisis familiar, crisis
física o crisis emocional; nuestro buen Señor le agrada que le alabemos en todo
tiempo, a pesar de cómo nos estemos sintiendo o la carga que estemos
sobrellevando.
Señor
Jesús: gracias porque me permites recordar que en medio de las crisis estás Tú
y porque a través de este recuerdo, te puedo dar gloria y exaltar con más ahínco,
puesto que estuviste en medio de esas tormentas que inundaron nuestro hogar y
por tu inmenso amor y misericordia hiciste que pasáramos a otro nivel hasta que
la tormenta se fue apaciguando poco a poco. Mi buen Señor, no es fácil llevar
sobre nuestros hombros la carga de un hogar; siempre por diferentes
circunstancias habrá espinas en el rosal. Enséñanos a caminar por el jardín de
rosas con los ojos puestos en Ti, para no caer y salir lastimados con los aguijones
del rosal. Aun así, yo me regocijaré en el Señor. ¡Me alegraré en el Dios de mi
salvación! Gracias, muchas gracias, bendito Señor y Dios.
Un abrazo y bendiciones.
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