miércoles, 13 de mayo de 2015

El mandato es perdonar, perdonar y perdonar



Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?   
Mateo 18:21b.

Lectura: Mateo 18:21-35.  Versículo del día: Mateo 18:21b.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor le responde a Pedro diciéndole que no siete veces, sino setenta y siete veces dice la Nueva Versión Internacional. En otras versiones está setenta veces siete. El caso es que el Señor lo que quería dejar bien claro es que hay que perdonar, perdonar y perdonar así la ofensa haya sido enorme. Por eso nos muestra la parábola del siervo despiadado a quien su señor le perdonó una deuda muy grande y sin embargo, éste al recobrar su libertad se encontró a la salida con un deudor suyo y por una deuda menor lo hizo meter a la cárcel.
¿Cómo pretendemos que Dios nos perdone si nosotros no lo hacemos?  Es que hasta en la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó dice exactamente lo mismo: “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores” (Mateo 6:12). Comúnmente se recita el ‘Padre nuestro’, pero fijémonos que poco o nada cumplimos lo dicho. Por otro lado, personalmente considero que hay que tener la certeza de haber perdonado, porque puede suceder que simplemente haya quedado en el olvido y en un tiempo lejano vuelva a la memoria esa transgresión y la persona se dé cuenta de que todavía le causa heridas su recuerdo. Esto quiero decir que no ha existido perdón sincero y por consiguiente su corazón no ha sido sanado.
¿Cuánto más tendremos que perdonar? Posiblemente es la pregunta que nos hacemos; incluso unos consideran que eso solamente lo hace Dios porque es Dios, pero que en nosotros es difícil. Si lo tomamos como el mandamiento dado por el Señor, aprendemos a obedecerlo sin ponerle tantas trabas ni objeciones. El perdón se convierte en una decisión que es importante tomarla cuanto antes. 

Amado Señor: Queremos ser obedientes y perdonar como Tú mismo nos lo enseñaste en la cruz del Calvario. Enséñanos a amar a nuestros enemigos y tener el carácter de saberlos perdonar cuando ellos nos han injuriado y maltratado. ¡Gracias bendito Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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