Consideraba Abraham que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos, y así, en sentido figurado, recobró a Isaac de entre los muertos.Hebreos 11:19.
Lectura: Hebreos 11:1-40. Versículo del día: Hebreos 11:19.
MEDITACIÓN DIARIA
En general los hombres de la Biblia
en especial los del Antiguo Testamento, “vivieron por la fe y murieron sin
haber recibido las cosas prometidas” (v. 13).
Sin embargo, hay que destacar la fe de Abraham. Este hombre salió de su tierra de origen por llamamiento
del Señor, para ir a un lugar desconocido por él, “obedeció y salió sin saber a
dónde iba” (v.8).
Por la fe Abraham que ya era
viejo, y Sara siendo estéril, obtuvo al hijo de la promesa (v. 11). Más tarde
Abraham fue puesto a prueba, al exigirle Dios, que le entregara en holocausto
al hijo precisamente de esa promesa. No debió ser fácil; pues el tan anhelado
niño que por fin había logrado llegar en su vejez, ahora, Dios le pedía que se lo
devolviera. Pero “Consideraba Abraham
que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos”, y no dudó en su corazón
el obedecer nuevamente, aún a costa de su dolor.
Dice más adelante el escritor de
Hebreos hablando de todos estos hombres lo siguiente: “Aunque todos obtuvieron
un testimonio favorable mediante la fe, ninguno de ellos vio el cumplimiento de
la promesa. Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros,
pues Dios nos había preparado algo mejor” (vv. 39-40). Gracias a estos hombres que nos prepararon el
camino y dejaron la enseñanza de lo que es vivir por fe. Gracias a Abraham, el padre de la fe como se
le conoce, que por su intermedio todas las naciones son benditas y ahí estamos
incluidos los gentiles; todos los que no somos judíos y hemos aceptado y creído
en el Salvador del mundo: el Señor Jesucristo.
Entendamos la importancia de
tener presente en nuestra vida continua a Dios. Confiemos en Él, en su Palabra
y no vacilemos ante sus promesas porque Dios tiene poder para cumplir lo que ha
prometido (Romanos 4:20-21). La fe es el
combustible que nos mueve diariamente, no la dejemos apagar: “En realidad, sin
fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene
que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan” (v. 6 en la
lectura).
Amado Señor: Gracias porque eres
Tú a través de tu Santo Espíritu quien nos regalas esa dosis diaria de fe que
necesitamos para vivir. Gracias porque también
como Abraham, sabemos que aquí somos peregrinos y que nos espera la grandiosa
ciudad de cimientos sólidos, de la cual Tú eres el Arquitecto y Constructor:
nuestra anhelada patria celestial.
Un abrazo y bendiciones.
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