jueves, 24 de septiembre de 2015

Una mujer inteligente y bella




Sin perder tiempo, Abigaíl reunió doscientos panes, dos odres de vino, cinco ovejas asadas, treinta y cinco litros de trigo tostado, cien tortas de uvas pasas y doscientas tortas de higos. 
1 Samuel 25:18.


Lectura: 1 Samuel 25:1-44.  Versículo del día: 1 Samuel 25:18.

MEDITACIÓN DIARIA

Abigaíl, la esposa de Nabal un hombre acaudalado pero de mal carácter y soberbio, excusó a su esposo cuando éste se obró mal al no haber recibido a los hombres de David. Ellos se habían portado muy bien con los criados de Nabal e incluso ayudado a los pastores a  cuidar los rebaños, durante todo el tiempo que estuvieron en los campos de Carmel, y Nabal les devolvía bien por mal. Ante la negativa de Nabal, David resuelve enfrentársele con todo su ejército. David estaba enfurecido con la actuación de Nabal y “la ira humana no produce la vida justa que Dios quiere” (Santiago 1:20). Abigaíl remedia la situación, saliendo  a su encuentro con regalos para él y sus criados; muy inteligentemente lo hace desistir de vengarse por sus propias manos y  derramar sangre (vv. 5-30). Esta mujer, además de su belleza poseía la inteligencia necesaria para saber actuar como ayuda idónea en los momentos apremiantes. Aprendemos de ella, la sensatez, la fe, la sabiduría y la valentía. Tal parece que a Abigaíl no le tocó la mejor parte dentro de su matrimonio, pero supo llevar a su esposo y fortalecerse ella, a través de las necedades de Nabal. Creo que los hombres desean tener como esposa y compañera a mujeres bellas, pero lo más importante es cultivar la belleza interior y Abigaíl lo supo hacer.
Dios mismo se encargó de hacerle justicia a David: “Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor” (Romanos 12:19).  Cuando Nabal murió después de un ataque al corazón, aquella mujer inteligente y bella lo había cautivado y al saber la noticia David, le pidió ser su esposa. Dios también bendijo a Abigaíl permitiéndole casarse con el que sería el rey de Israel.

Amado Señor: Gracias porque es tu Palabra la que nos habla sobre lo que significa ser una mujer ejemplar. Enséñanos a nosotras las esposas a portarnos como la ayuda idónea que todo hombre necesita. Danos sabiduría para actuar resueltamente cuando tenemos que tomar acciones decisivas  que nos lleven a una mejor relación en nuestros hogares. Permite que los hombres sepan valorar y entender ese sentido extra que Tú has dado a la mujer  y acepten también sus opiniones. ¡Gracias buen Dios por escucharnos!

Un abrazo y bendiciones. 

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