No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.1Samuel 16:7.
Lectura: 1 Samuel 16:1-13. Versículo del día: 1 Samuel 16:7.
MEDITACIÓN DIARIA
Samuel, por orden del Señor va a
Belén a la casa de Isaí, para ungir como rey a uno de sus hijos. Al ver a Eliab,
uno de ellos, pensó que sin duda se trataba de él, pero el Señor le dice que no
se fije en su apariencia, pues no es el elegido. Las apariencias son solamente
engaños. Con razón dice el refrán: “Caras vemos, corazones no sabemos”; y así
es. A Dios le interesa un corazón sincero, humilde, puro y dispuesto a cumplir
su voluntad. Somos nosotros los que nos dejamos guiar por las apariencias y muy
seguramente muchas veces nos hemos equivocado sea para un lado o sea para el
otro. Unas, por menospreciar a alguien porque su aspecto no es el deseado y
cuando la conocemos, comprobamos todo lo contrario. Otras veces porque a
primera vista nos vislumbra alguien, y más tarde nos llevamos una buena desilusión.
Un ejemplo claro son las personas limitadas físicamente; ¡Cuánto rechazo tienen
en la sociedad! Pero para Dios, esto no es impedimento alguno. Si vemos a Nick
Vujicic, no tiene brazos ni piernas pero sí un corazón completamente dispuesto
a servirle al Señor. Su mensaje es precisamente un llamado a los cristianos
para dejar tanta pasividad. Él es un verdadero instrumento en las manos de
Dios; su ministerio consiste en animar a los que sí tienen manos y pies y están
paralizados sin cumplir el propósito divino en sus vidas.
Si quieres ser usado por Dios,
no tardes en presentarte ante Él, tal como eres: sin tapujos, sin caretas, sin
dobleces. Recuerda que a los hombres los podemos engañar, pero a Dios no.
Entrégale tu corazón y si ves que tiene errores, déjaselos al Señor que es el
mejor experto en cambiar un corazón entenebrecido, por uno dócil, valiente y
humilde.
Amado Señor: Definitivamente por algo nos
enseñas guardar el corazón como a un tesoro. ¡Es tan valioso para Ti! Reconocemos
que hemos sido negligentes contigo y te pedimos perdón por ello. Cambia
completamente nuestro corazón para que viva sirviéndote, adorándote y lleno de
gratitud por tantos beneficios con los que a diario nos favoreces. Pon en cada
uno, un corazón conforme al tuyo: rico en humildad, en perdón, en
reconciliación, en sinceridad y en amor. Gracias buen Dios por escucharnos y
moldearnos de acuerdo a tu santa voluntad.
Un abrazo y bendiciones.
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