Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazónSalmo 95:7b-8a.
Lectura: Salmo 95:1-11. Versículos del día: Salmo 95:7b-8a.
MEDITACIÓN DIARIA
Los tiempos cada día se vuelven
más difíciles. La violencia arremete por
cada esquina, fruto de la injusticia social y de la intolerancia. Tal como están
las cosas, es indispensable que volteemos los ojos hacia Dios postrados ante
Él, clamándole por bienestar y paz: “Vengan, postrémonos reverentes, doblemos
la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios y nosotros
somos el pueblo de su prado; ¡somos un rebaño bajo su cuidado!” (vv. 6-7 en la
lectura). ¿A quién más podemos ir
pidiendo protección? ¿A quién más
podemos encomendar a los nuestros, si no es a nuestro Dios? Nosotros somos su rebaño, y seguro Él nos
cuidará. No podemos dejar pasar el
tiempo y junto con él todas las crueldades que trae consigo. Ya hasta temor da salir a la calle al ver en
los noticieros tanta maldad; pero como tampoco podemos quedarnos encerrados,
tenemos que poner a funcionar nuestra fe y estar en constante clamor al Señor
para que sus ángeles marchen alrededor nuestro, y el Señor nos cubra con su
preciosa sangre. “¿Quién se levantó a
defenderme de los impíos? ¿Quién se puso de mi parte contra los malhechores?”; “el Señor es mi protector, es mi Dios y la roca
en que me refugio” (Salmo 94:16 y 22).
Por eso quien quiera que seas, si
hoy oyes su voz, síguele. No hay otra
alternativa. Si vivimos, para Él
viviremos y si morimos, nos iremos pero con doble ganancia: juntamente con Él y
a gozar de una vida eterna muy diferente de la terrenal. “Así pues, sea que
vivamos o que muramos, del Señor somos” (Romanos 14:8b).
Amado Dios: Gracias te damos
porque somos tus hijos y nos cuidas sigilosamente de los malhechores que
quieren atraparnos para arrebatarnos de tu rebaño. Gracias porque tu protección no se hace
esperar: desde el cielo nos brindas tu apoyo y extiendes tu mano para salvarnos,
¡muchas gracias buen Dios!
Un abrazo y bendiciones.
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