De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena estatura de Cristo.Efesios 4:13.
Lectura diaria: Efesios
4:1-32. Versículo principal: Efesios
4:13.
REFLEXIÓN
Teniendo en cuenta que fue el mismo
Señor quien constituyó apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros
para permitirnos una adecuada capacitación (vv. 11-12); es nuestro deber orar
por todos aquellos que de una u otra manera nos han dirigido, enseñado y guiado
en su Palabra.
Dice que “todos llegaremos a la
unidad de la fe”; precisamente para que no seamos presa de quienes actúan incorrectamente
enseñando lo contrario, utilizando la astucia y artificios llenos de artimañas
engañosas (v. 14). No podemos desconocer
que somos parte de un cuerpo (iglesia) y que al conocer la verdad que es Cristo
Jesús porque: “nosotros hemos creído y sabemos que tú eres el santo de Dios”
(Juan 6:69), entramos a formar parte de ese cuerpo, y cada día vamos creciendo
teniéndolo a Él como la cabeza que es, para que todo el cuerpo se sostenga y edifique
en amor.
Por todo esto el apóstol nos hace
un llamado a no seguir viviendo frívolamente como lo hace el común de la gente,
sino a demostrar con hechos el cambio producido, al despojarnos del “ropaje de
la vieja naturaleza la cual está corrompida por los deseos engañosos” y
renovarnos mentalmente poniéndonos “el ropaje de la nueva naturaleza creada a
imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad” (vv. 22-24), para que podamos
andar como hijos de luz.
Sin dejar que el mundo nos
absorba, nuestro deber es renovarnos diariamente para conocer la buena voluntad
de Dios, agradable y perfecta (Romanos 12:2), ya que “Su divino poder, al
darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y potencia,
nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda” (2
Pedro 1:3). Por eso como nos lo dice más
adelante Pedro: “esfuércense por añadir a su fe, virtud; a su virtud,
entendimiento; al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia;
a la constancia, devoción a Dios; a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al
afecto fraternal, amor” (2 Pedro 1:5-7).
Definitivamente para llegar a
alcanzar la plena estatura de Cristo dentro de su cuerpo, necesitamos una gran
dosis de amor. El amor desencadena, lava
y cubre todo; y por amor el Señor nos llamó a ser parte de su iglesia. Y como recomendación: “No dejemos de
congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y
con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25).
Amado Señor: Gracias por
permitirnos conocerte y experimentar el poder de tu resurrección para ser
partícipes de esta tu iglesia que nos lleva con la potestad de tu Santo
Espíritu a buscar la unidad de la fe y
toda tu plenitud, hasta alcanzar la estatura tuya.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario