Déjame pasar y ver la buena tierra al otro lado del Jordán, esa hermosa región montañosa y el Líbano.
Deuteronomio 3:25.
Lectura diaria: Deuteronomio
3:21-28. Versículo principal:
Deuteronomio 3:25.
REFLEXIÓN
A veces, cuando las cosas no
salen como las esperamos y en vez de llover bendiciones, se nos antoja que son
adversidades, creo que nos ponemos en el lugar de Moisés y le rogamos al Señor
que nos saque totalmente de ese desierto en el cual, Él ha guardado nuestras
vidas pero sin embargo, no deja de ser desierto. “Señor: déjame pasar y ver la buena tierra al
otro lado”; muy seguramente ese puede ser el clamor a Dios. Total, solamente Él sabe y entiende por
qué suceden los acontecimientos y nos demuestra más tarde con hechos y
vivencias absolutas que aquello que llamábamos “valle de la Desgracia”, se
convertirá más pronto de lo imaginado en el “paso de la Esperanza” (Oseas
2:15). No entendemos, que nos lleva al
desierto para cautivarnos nuevamente, porque es en la única parte donde nos
dejamos seducir por su amor. “Yo te haré mi esposa para siempre, y te daré como
dote el derecho y la justicia” (Oseas 2:19).
Es que aun no comprendemos los planes del Señor, pero de todas maneras
sabemos que son planes de bienestar y no de calamidad porque así lo dice su
Palabra.
Así no se nos permita pasar al
otro lado aquí en la tierra, hay una esperanza futura la cual nadie puede
truncar ni arrebatárnosla: el derecho que tenemos ya, a nuestra amada patria
celestial. Es la mejor herencia dejada
por el Señor a todo el que cree en Él; es el testimonio claro que nos ha sido
otorgado como legado: “El que tiene al Hijo, tiene la vida” (1 Juan 5:12).
Lo mejor que podemos hacer es seguir
avanzando, dejando atrás todos los sinsabores de esta vida y sabiendo que si no
cruzamos y llegamos a ver la nueva tierra en toda su plenitud es porque es su
voluntad. Avancemos sin perder más bien
la mirada en aquel otro lugar que nos espera y del cual nadie nos podrá hacer
lanzamiento alguno.
Amado Señor: Nuestras vidas están
en tus manos y eres Tú, el Conductor que conoces muy bien el camino y nos guías
por el mejor que has encontrado.
Un abrazo y bendiciones.
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