viernes, 18 de julio de 2025

Con Jesús hay solución para el pecador

A los malvados el pecado les susurra en lo profundo del corazón; no tienen temor de Dios en absoluto. 

Salmo 36:1. NTV.


Lectura: Salmo 35:1-12.  Versículo del día: Salmo 36:1.


MEDIACIÓN DIARIA


Los primeros versículos del capítulo nos hablan de lo endurecido que está el corazón del malvado, al punto que ya el mal se ha apoderado de él y está encallecido; pero viene enseguida el contraste de lo que es el amor y la misericordia de la grandeza de Dios. La transgresión del impío se ve minúscula ante la fidelidad y el amor de nuestro buen Dios. Ahí es en donde nos tenemos que centrar, para lograr en algo entender el gran amor del Señor que nos ha tenido, al morir por cada uno de nosotros como pecadores y librarnos de las garras del enemigo. No creamos que nosotros sí éramos buenos y que nunca hemos sido como los malvados. No podemos engañarnos; el pecado es pecado sea de un modo u otro. Eso que tenemos en la mente que nos enseñaron cuando pequeños, de que había pecados veniales y pecados mortales, no es así. La Biblia dice que no hay un solo justo: “Así está escrito: -No hay un solo justo, ni siquiera uno” (Romanos 3:10 NVI). Todos, absolutamente todos hemos pecado y estamos separados de Dios (Romanos 3:23). De ahí, que también todos necesitamos un Salvador y este Salvador es el Señor Jesucristo quien vino a morir por toda la humanidad caída (Romanos 5:8). Por eso es necesario que a manera individual cada persona hable con Jesús y le entregue su vida, para que Él se convierta en su Señor y Salvador (Juan 1:8). Así que la salvación es un regalo de Dios (Efesios 2:8-9). Te pregunto: ¿quieres recibir ese regalo que es Jesús de Nazaret? Lo puedes hacer con una corta pero sincera oración. Te invito a orar:


Amado Señor Jesús: entiendo que te necesito y que moriste por mí en esa cruenta cruz por todos mis pecados. Hoy decido aceptarte en mi vida como mi Señor y Salvador. Te abro la puerta de mi corazón para que vengas a morar conmigo y me hagas la persona que deseas que yo sea. Gracias por perdonarme, limpiarme y darme la vida eterna a tu lado.


Un abrazo y bendiciones.

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