Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, cuyos pecados son cubiertos. Dichoso aquel cuyo pecado el Señor no le toma en cuenta, y en cuyo espíritu no hay engaño.
Salmo 32:1-2. NVI.
Lectura:
Salmo 32:1-11. Versículos del día: Salmo
32:1-2.
MEDITACIÓN
DIARIA
Dicen
los versículos del día, que es dichoso o sea bienaventurado a quien se le
perdonan sus pecados; “¡qué alegría”, dice la NTV; y así es. Nosotros, los que
le hemos dicho al Señor Jesucristo que deseamos que Él sea nuestro Señor y
Salvador, somos los bienaventurados, los dichosos, porque hemos confesado con
nuestra boca, creyendo en nuestro corazón a Jesús como el Señor y Salvador de
nuestras vidas. Creemos que Él vino a morir por nuestros pecados y que, por su
preciosa sangre derramada, hemos sido limpios de todo pecado.
Así
que, si tú quieres ser del grupo de los dichosos, tienes que aceptar que Jesús
vino a morir en una cruz por tus pecados y recibirlo entonces a Él (Juan 1:12),
para que por su intermedio puedas tener la vida eterna. No existe otro camino;
no es acudir a algún santo pensando que ellos pueden llevarte a Cristo el
Señor, no lo hay. Tampoco, la bendita virgen María, lo puede hacer, ni ningún
ángel. Juan 14:6 es muy claro: no existe otro camino; solamente Jesús es el
camino, la verdad y la vida; es el puente que nos llevará al Padre celestial.
Por esto mismo, si no lo has hecho nunca, te sugiero que le abras hoy la puerta
de tu vida (Apocalipsis 3:20). Lo puedes hacer con una corta oración; orar es
hablar con Dios y Él no está interesado en la belleza de tus palabras, sino en
la sinceridad de tu corazón. Si te parece, podemos orar; dile así:
Señor
Jesús: entiendo que te necesito y que me amas desde siempre; que moriste en la
cruz por mis pecados. Te pido perdón por ellos. Hoy deseo abrirte la puerta de
mi vida para que seas mi Señor y Salvador. Toma el control del trono que yo
manejo y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias, bendito Jesús por
perdonarme, limpiarme y darme la vida eterna a tu lado. Gracias porque ahora
soy dichoso también porque has perdonado todos mis pecados, Amén.
Un abrazo y bendiciones.
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