miércoles, 1 de agosto de 2018

Es necesario que fe y obras actúen conjuntamente


Aquellos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. 
Mateo 25:46. NVI.

Lectura: Mateo 25:31-46.  Versículo del día: Mateo 25:46.

MEDITACIÓN DIARIA

La lectura nos habla del juicio que el Señor Jesús como Rey, les hará a todas las naciones sentado en su trono glorioso, rodeado de sus ángeles. Él apartará a los buenos de los malos como el pastor que aparta a las ovejas de las cabras. Y a los buenos del dirá: “Vengan ustedes, a quienes mi Padre ha bendecido; reciban su herencia, el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo” (v. 34), y empezará a decirles por qué están ahí: porque cuando tuvo hambre o sed, le dieron de comer o beber; porque cuando fue forastero o sea tuvo que salir de su país, lo alojaron; cuando estuvo sin ropa, se la dieron; cuando estuvo enfermo o en la cárcel lo visitaron. Entonces los justos le preguntarán ¿cuándo fue eso? (vv. 35-39). “El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí” (v. 40). Lo contrario pasará con los que estarán a su izquierda. “Aquellos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (v. 46).
Es muy importante tener en cuenta que estas son palabras del mismo Señor Jesucristo y es Él quién hará este juicio. No podemos desechar las buenas acciones porque vemos que de eso nos pedirá cuentas Nuestro Señor. Santiago nos dice: “Supongamos que un hermano o una hermana no tiene con qué vestirse y carece del alimento diario, y uno de ustedes le dice: Que le vaya bien; abríguese y coma hasta saciarse, pero no le da lo necesario para el cuerpo. ¿De qué servirá eso?  Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta” (Santiago 2:15-17); la fe por sí sola, si no se demuestra con hechos es cosa muerta. Dice de Abraham Santiago: “Su fe y sus obras actuaban conjuntamente, y su fe llegó a la perfección por las obras que hizo” (Santiago 2:22). Es necesario que la fe y las obras actúen juntamente.

Amado Señor: No queremos llegar ante tu presencia con las manos vacías. Un día llegamos al trono de la gracia por la fe depositada en Ti. Señor, que por ese regalo maravilloso de la salvación regalada, empecemos a ejercer la misericordia con el prójimo y ser las ovejas que deseas que seamos. Gracias porque cada día nos empapas más de tu Palabra y podemos entenderla mejor para ponerla en práctica. ¡Te amamos bendito Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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