Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce.
1 Juan 4:7.
Lectura: 1 Juan 4:1-21. Versículo del día: 1 Juan 4:7.
MEDITACIÓN DIARIA
Cuando alguien nos hace daño o le
hace daño a un ser querido nuestro, no es fácil voltear la página y seguir como
si nada o decir ―perdono. Es tan importante el amor en la vida,
especialmente en la del cristiano, que si no amamos, no podemos afirmar que lo
somos. “El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Por otro lado es
el mandamiento dejado por el mismo Señor Jesucristo antes de empezar su
calvario, con aras a que lo cojamos y no lo soltemos. Fue como su última
recomendación o deseo para los suyos “Este mandamiento nuevo les doy: que se
amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben
amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos,
si se aman los unos a los otros” (Juan 13:34-35). El amor es la mejor manera de
demostrar que somos discípulos de Cristo.
En muchas situaciones si somos
lastimados y perdonamos, los de afuera no entienden nuestro proceder porque
precisamente no le conocen, vemos en la lectura del día lo que dice la Escritura:
“Ellos son del mundo; por eso hablan desde el punto de vista del mundo, y el
mundo los escucha. Nosotros somos de Dios, y todo el que conoce a Dios nos
escucha; pero el que no es de Dios no nos escucha. Así distinguimos entre el
Espíritu de la verdad y el espíritu del engaño” (vv. 5-6). Quizá se nos tilda
de ‘tontos’ o incluso sin dignidad, solamente porque queremos no guardar rencor
ni permitir que se formen raíces de amargura en nuestro corazón por causa de
las ofensas de otro. Aprendamos que amar al prójimo no tiene límites y es lo
que demanda Dios de nosotros. Contestémonos sinceramente la pregunta: ¿A quién
queremos agradar, a Dios o a los hombres?
Amado Señor: Enséñanos a demostrar amor no
solamente a través del perdón sino también con nuestros actos de bondad y
compasión hacia los demás. Queremos ser luz y no piedra de tropiezo en este
campo. Ayúdanos a andar en amor así como Tú lo hiciste con olor fragante; que
nosotros igual esparzamos siempre la fragancia de ese amor por donde quiera que
vayamos. Gracias bendito Señor porque cuando amamos así, te regocijas en
llamarnos tus discípulos. ¡Te amamos Jesús!
Un abrazo y bendiciones.
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