viernes, 19 de agosto de 2016

Queremos ser olor fragante para ti

Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre. Hebreos 13:15.

Lectura: Hebreos 13:1-21.  Versículo del día: Hebreos 13:15.

MEDITACIÓN DIARIA

Leyendo este capítulo caí en cuenta de lo valioso que es para Dios nuestra alabanza. Y es que es el sacrificio que antes, yo creía que era el único que nos pedía el Señor y hasta ahora caigo en cuenta lo que sigue diciéndonos en el versículo siguiente: “No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque ésos son los sacrificios que agradan a Dios” (v. 16).
Lo entiendo así: nuestra alabanza siempre debe de estar a flor de piel, sea cual sea la situación que estemos viviendo, sin dejar a un lado el mandato de “amar al prójimo”. Y digo de este mandato porque estar pendientes de hacer el bien en todo momento, significa entrega y amor;  más aún cuando se comparte lo que se tiene. Siempre lo he dicho y lo he pensado: no se necesita tener mucho ni ser rico para no dar de lo que sí tenemos. Tenemos ojos, boca, manos, brazos, píes y muchas cosas más. Así que una mirada tierna y apacible puede ayudar al agobiado; unas palabras de consuelo pueden levantarlo; un fuerte apretón o un abrazo con mayor razón. Por otro lado unos píes para trasladarnos hacia su sitio, también lo podemos ofrecer. Hay tantas maneras de hacer el bien y aparte de eso, de compartir lo que tenemos; empezando por regalar el mensaje de salvación.
No solamente aquí se nos manda hacer el bien; otros pasajes de la Biblia nos lo confirman: No podemos cansarnos de hacer el bien y debemos hacerlo siempre que tengamos la oportunidad (Gálatas 6:9-10). Hay que apartarnos del mal y hacer el bien (Salmo 37). Si hacemos bien, recibiremos bien (Proverbios 28:10 y 27). Así que empecemos por alabar al Señor con labios sinceros, sin dejar de mirar lo que tenemos para ofrecer a los que se nos acercan. Estos son los sacrificios que agradan a nuestro Dios.

Amado Señor: Queremos estar en continua alabanza hacia Ti dándote gracias y loando tu Nombre, porque solamente Tú eres digno de recibir toda honra, gloria y honor. Te agradecemos la vida que nos has dado llena de motivos para compartir con el necesitado.  Gracias por tu bondad y amor. Permite que ese amor tuyo fluya y podamos ser para Ti como olor fragante con lo que demandas de nosotros. ¡Te alabamos y te exaltamos por siempre!

Un abrazo y bendiciones.


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