Nadie sabe lo que ha de suceder, y lo que será aun después, ¿quién podría decirlo?Eclesiastés 10:15.
Lectura: Eclesiastés
10:1-20. Versículo del día: Eclesiastés
10:15.
MEDITACIÓN DIARIA
A veces hacemos planes
sin tener en cuenta a Dios; y como Él es Soberano, puede hacer lo que le plazca
con nuestras vidas sin pedirnos consentimiento de ninguna clase. “Ahora escuchen
esto, ustedes que dicen: Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos
allí un año, haremos negocios y ganaremos dinero. ¡Y eso que ni siquiera saben
qué sucederá mañana! ¿Qué es su vida? Ustedes son como la niebla, que aparece
por un momento y luego se desvanece. Más bien, debieran decir: Si el Señor
quiere, viviremos y haremos esto o aquello” Santiago 4:13-15.
Mi hijo y su esposa
tenían programado ayer sábado, un retiro con el grupo al que pertenecen en su
Iglesia. Uno de los carros falló en una loma y rodó como treinta metros con el
saldo trágico de una de las niñas muerta y dos más heridas. Ante esta fatalidad, no se pudo desarrollar
el retiro pensado. La niña muerta, era la mejor amiga de una de las asistentes
al Congreso de la semana pasada en Casa sobre la Roca, Bogotá. Es un contraste tremendo: hace ocho días
estábamos celebrando gozosos en nuestra casa el éxito del Congreso y
compartiendo con los visitantes de Medellín un buen rato de esparcimiento.
Recuerdo que todo fueron risas y alegrías, para hoy estar llorando la partida
de un ser querido que nos deja sin palabras y quizá con muchos interrogantes: “hay
un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para nacer, y un
tiempo para morir…; un tiempo para llorar, y un tiempo para reír; un tiempo
para estar de luto, y un tiempo para saltar de gusto” (Eclesiastés 10:1-2 y 4).
Dice el versículo 14 de
Santiago que somos como la neblina que aparece por un momento y luego se
desvanece. La vida es tan efímera que
solamente por el amor y misericordia del Señor, estamos vivos. Dependemos de un
hilo ceñido a su voluntad. Vivamos cada minuto como si fuera el último y
siempre tengamos en cuenta las palabras del apóstol Santiago para expresarnos
con un: ‘Si Dios quiere…’.
Amado Señor: Te
agradecemos por cada minuto más de vida que nos das; pedimos tu bendición en
nuestra salida y en nuestra entrada y permite que todo lo que hagamos sea para
exaltar tu nombre y glorificarte. ¡Gracias bendito Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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