¿Quién eres tú para pedirle cuentas a Dios? « ¿Acaso le dirá la olla de barro al que la modeló: ¿Por qué me hiciste así? ».Romanos 9:20.
Lectura: Romanos 9:
1-33. Versículo del día: Romanos 9:20.
MEDITACIÓN DIARIA
Dios es soberano y dentro de su soberanía
consideró bien hacernos el llamado para ser sus hijos e ir moldeándonos de
acuerdo a su santa voluntad. Dentro de
su disciplina no somos más que el barro en manos del Alfarero, llenos de
imperfecciones que hay que ir arreglando poco a poco y no tenemos por qué
pedirle cuentas de lo que haga con nosotros.
Al revés darle gracias porque nos ha mirado con buenos ojos y atraído
con lazos de amor. Muchas cosas nos
pueden suceder pero en medio de ellas siempre estará nuestro hábil Alfarero.
Tenemos la luz de Jesús en nosotros y no podemos despreciar tan grande tesoro.
Es un tesoro, como nos lo afirma Pablo, en vasijas de barro “para que se vea
que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros. Nos vemos atribulados en
todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados. …Llevamos en nuestro cuerpo la muerte de
Jesús, para que su vida se manifieste en nuestro cuerpo” (2 Corintios 4:7-10).
Y entonces: ¿será que
por gozar ya de su gracia nos creemos con derecho a pedirle cuentas de
lo que hace o deja de hacer en nuestras vidas?
De ninguna manera; al contrario, tenemos que entender que toda moldeada
duele, pero al final quedará una bonita obra perfeccionada por las manos del
mejor Escultor. “A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros somos
el barro, y tú el alfarero. Todos somos obra de tu mano” (Isaías 64:8).
Mi buen Alfarero:
Gracias porque tengo la dicha de saber que
tus manos se posan para darle vueltas y re-vueltas a esta, tu vasija. Gracias
porque aunque duela cada moldeada, a la vez siento tu aliento, tu amor y tu
deseo de terminar la obra y dejarla perfecta para el día de tu encuentro.
Un abrazo y
bendiciones.
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