jueves, 19 de septiembre de 2013

Una invitación extendida hacia ti



¡Aleluya! Ya ha comenzado a reinar el Señor, nuestro Dios Todopoderoso. ¡Alegrémonos y regocijémonos  y démosle gloria! Ya ha llegado el día de las bodas del Cordero. Su novia se ha preparado, y se le ha concedido vestirse de lino fino, limpio y resplandeciente. (El lino fino representa las acciones justas de los santos). 
Apocalipsis 19:6b.8.

Lectura: Apocalipsis 19:1-21.  Versículo del día: Apocalipsis 19:6b-8.

MEDITACIÓN DIARIA

A  todos nos gusta asistir a bodas y siempre deseamos que las de nuestros hijos sean las mejores; y los casados, aun recuerdamos con beneplácito el día de su acontecimiento
Pero se va a realizar una boda muchísimo más espectacular que cualquier otra a la que hayamos asistido: serán las bodas del Cordero y a las que solamente tendrán acceso los creyentes en Cristo el Señor. Allí estarán todos los que han confesado su nombre y han creído firmemente en Él.  ¡Gloria a Dios porque yo estaré dentro de los convidados!  Por más que tratamos de imaginarnos su esplendor y magnitud, creo que no lograremos captar lo que será tal evento.  ¡Será algo inigualable!
Dice en los versículos 7 y 8 que su novia se ha preparado para vestirse de lino fino, limpio y resplandeciente y que el lino fino son las acciones justas de los santos.   Nosotros, ya somos sus santos, sus escogidos e invitados a las bodas del Cordero.  Esta es una más de las promesas que ganamos cuando recibimos a Cristo en nuestras vidas.  Esta fiesta será grandiosa y su novia, la Iglesia, espera ansiosa este día.
Dios desea que todos participemos de este convite; es el momento indicado para darle el “Sí” al Señor.  Él está esperando por ti; en la lista de invitados faltas tú.  ¿Quieres decidirte hoy?  Es muy fácil, con una oración sincera ya tienes tu tarjeta de invitación.  Si es tu deseo te sugiero que oremos así:

Amado Cristo: Confieso con mi boca, creyendo en mi corazón que eres el Hijo de Dios quien vino a salvarme y darme la vida eterna. Señor, quiero estar en las bodas que se celebrarán allá en el cielo, junto con toda tu iglesia y ser yo también la novia adornada con trajes limpios y finos para recibirte a ti. ¡Ven a mi vida Señor! Perdona mis pecados y hazme la persona que deseas que yo sea.

Un abrazo y bendiciones.

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