Por lo tanto, adviértele al pueblo que así dice el Señor Todopoderoso: “Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes —afirma el Señor Todopoderoso—.Zacarías 1:3.
Lectura: Zacarías 1:1-6. Versículo del día: Zacarías 1:3.
MEDITACIÓN DIARIA
Las noticias de mi país no son nada
halagadoras: violencia y más violencia por todo lo largo y ancho. ¡Qué tristeza! Pero los cristianos sabemos muy bien quien es
el que quiere robar, matar y destruir.
El enemigo está feliz, porque logra acabar con las esperanzas de
paz. O más bien, pienso yo, está airado
porque se vislumbra un proceso de paz y a él es a quien menos le conviene.
Dentro de mi corazón
surgen preguntas concernientes: ¿qué está haciendo la Iglesia al respecto? ¿Cuál es su posición? Considero que el pueblo
de Dios debe recibir este mensaje: “Vuélvanse a mí, y yo me volveré a
ustedes”. Sí, no te extrañes; es para
ti, para mí, para todos los que confesamos una fe en el Señor Jesucristo.
Recordemos lo que dice 1 Crónicas 7:14: “si mi pueblo, que lleva mi nombre,
se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde
el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra”. ¿Quiénes llevamos el
nombre del Señor a cuestas? ¿Los de afuera?
¿Los tirapiedra y encapuchados?
¿Los que queman el transporte y saquean los almacenes? No, ellos no. Somos nosotros y es nuestra
responsabilidad levantarnos como nunca a orar y humillarnos ante nuestro Dios;
clamando por el pecado que abunda sobremanera. Entonces, el Señor escuchará y
sanará esta tierra.
Ya es hora de hacerlo. La Iglesia de Cristo no puede seguir dividida
porque eso es lo que le conviene a Satanás: “divide y reinarás”. Es primordial unirnos en oración y ayuno por nuestra nación. Orar por los gobernantes para que el Señor
les de discernimiento, sabiduría y ejerzan su mandato con justicia social. Orar también por los alzados en armas y por
la fuerza pública. Orar porque Colombia entera vuelva los ojos al Señor Todopoderoso
y entienda que Jesús vino a darnos verdadera libertad, vida y paz, y que su paz
es diferente a como la da el mundo. ¿Quieres
comprometerte? ¡Hazlo por los tuyos!
Amado Señor: Hoy nuestros ruegos son
por nuestra patria maltratada y dolida. Te pedimos perdón, porque quizá otros
intereses nos desvían de ser verdaderos ciudadanos y comportarnos como buenos
cristianos. También te pedimos perdón
por los pecados cometidos desde tiempo atrás que dejaron huellas irreparables
en corazones destrozados. Perdona la
idolatría, el robo y hurto constante de camisa blanca; perdona la indiferencia
hacia ti y tanta sangre derramada. Mira por favor la aflicción de huérfanos,
viudas, madres sin sus hijos, pequeños empresarios sin sus negocios, dueños de
carros quemados y devastación completa alrededor; ¡ten compasión de esta tierra
Señor! Gracias buen Dios porque tú
escuchas nuestra oración.
Un abrazo y bendiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario