Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.Romanos 3:23-24.
Lectura diaria: Romanos 3:21-31. Versículos del día: Romanos 33-24.
MEDITACIÓN DIARIA
El hombre fue creado para tener una relación perfecta con
Dios; pero debido a su desobediencia, escogió su propio camino y esa relación
se interrumpió. Desde ese mismo momento,
Dios prometió un Salvador que viniera a redimirnos del pecado que todos
llevamos encima como herencia. Todos hemos pecado. Muchos creen que sin hacerle
mal a nadie o haciendo quizá buenas obras, ya podemos decir que somos buenos y
merecemos la salvación. No hay tal; la
Biblia nos confirma que escrito está: “No hay un solo justo, ni siquiera uno;
no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios. Todos se han descarriado, a una se han
corrompido. No hay nadie que haga lo
bueno; ¡no hay uno solo!” (vv.10-12).
Así que queramos o no, tenemos que entender que necesitamos quien nos
restituya del pecado que mora en nosotros, alguien que venga a justificarnos: “Esta
justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen”; “pero
por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo
Jesús efectuó. Dios lo ofreció como un sacrificio de expiación que se recibe
por la fe en su sangre, para así demostrar su justicia” (vv. 22 y 24-25).
No existe otra manera por la cual podamos ser justificados,
si no es por aceptar que la sangre de Cristo nos restituye con Dios y nuevamente
podemos acercarnos a su Presencia sin temor alguno. De ahí la importancia de
recibir al Señor Jesucristo en el corazón, porque solamente a través de Él
obtendremos la salvación: “en el tiempo presente ha ofrecido a Jesucristo para
manifestar su justicia. De este modo Dios es justo y, a la vez, el que
justifica a los que tienen fe en Jesús” (v. 26).
Si aun no lo has hecho, déjate justificar por Cristo, el
Señor.
Amado Dios: Gracias porque sin merecerlo, enviaste a tu Hijo
amado a exonerar nuestros pecados y poder alcanzar la gloria futura contigo.
Gracias, porque a Través de Jesús la comunión contigo se restableció. Gracias
también, porque tenemos lo más precioso que podamos anhelar: la vida eterna a
tu lado.
Un abrazo y bendiciones.
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