El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos. ¡Su alabanza permanece para siempre!Salmo 111: 10.
Lectura diaria: Salmo 111:1-10. Versículo principal: Salmo 111:10.
REFLEXIÓN
Comienza el salmista alabando al Señor por sus obras portentosas: “Grandes son las obras del Señor; estudiadas por los que en ellas se deleitan”; “Gloriosas y majestuosas son sus obras” (vv.2-3). Sé muy bien que la pintura es la expresión tanto de pensamientos como de ideas y sentimientos pero se me ocurre pensar que en general todo pintor y escultor se basa precisamente en obras de la naturaleza de las cuales desea imprimir una réplica.
Considero que frecuentemente todo cuadro o representación tiene su origen en la maravillosa creación de Dios y es que el mensaje visual entregado por el artista a su fiel espectador. Por ejemplo: un atardecer llanero donde se vislumbra la luna roja emergiendo en medio de los últimos crepúsculos del día, contrastando con la negrura de la noche que se aproxima, invita de ser posible a plasmar ese encuentro fugaz entre él y su Creador convirtiéndolo en una obra de arte esplendorosa. Rembrandt dijo: “La pintura es la nieta de la naturaleza. Está relacionada con Dios”. Aun el mejor pintor o escultor que se conozca no le puede dar la talla a nuestro Dios. Y si plasma todo su talento y don sin darle honor a quien lo talló a él primero, peca por insensatez, porque este es el principio de la sabiduría.
Si nos atenemos a la frase de Leonardo Da Vinci que dice: “La pintura es poesía muda; la poesía pintura ciega”, tenemos que reconocer en Dios nuestro Señor y Creador al mejor pintor porque calladamente nos incita a sus poemas y mientras los recitamos nos deslumbra aun más con su infinito. ¿Y qué decir como escultor? Somos la obra de arte perfecta de sus manos, “A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro, y tú el alfarero. Todos somos obra de tu mano” (Isaías 64:8). El mejor modelador, el mejor escultor es Dios. Él es la expresión del arte en todas sus dimensiones. Este es el temor reverente que todos debemos buscar: Por encima del arte, de la inteligencia y del conocimiento está siempre nuestro Diseñador: Dios Todopoderoso.
Señor: La majestuosidad de tus obras te hace incomparable. ¡Te alabo no solamente por ellas sino porque yo misma soy una creación admirable, tallada con tus propias manos!
Un abrazo y bendiciones.
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