jueves, 13 de octubre de 2011

Sabios para aprender y para enseñar

El hijo sabio atiende a la corrección de su padre”; “La enseñanza de los sabios es fuente de vida.

Proverbios 13:1 y 14.


Lectura diaria: Proverbios 13:1-25. Versículos para destacar: Proverbios 13: 1 y 14.


ENSEÑANZA


Nadie nace aprendido; todos necesitamos lecciones diarias para forjarnos un mejor mañana. El que diga que no necesita un consejo o una instrucción es un vanidoso y orgulloso porque el aprendizaje lleva consigo humildad; el Señor lo dijo: “aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón” (Mt. 11:29). Los sabios por consiguiente deben demostrar en lo que hacen la humildad que les da su sabiduría (Stg. 3:13). Ahora bien, el primer puesto de aprendizaje lo tenemos del hogar; es allí donde el niño adquiere disciplina conociendo ante todo el temor reverente a Dios. Hay que instruirlos desde pequeños en el camino correcto porque lo que se aprende en la infancia jamás se olvida (Pr. 22:6). Esto es consecuente: lo que aprendemos de nuestros padres, lo enseñaremos a nuestros hijos. Desafortunadamente el mundo actual pone un alto a la educación de los padres frenando el castigo, porque entonces los niños se traumatizan. Personalmente considero que desde que la sicología moderna se inventó esto, se ha propagado más la violencia y el libertinaje; los jóvenes se olvidaron del respeto a la autoridad y para ellos prevalece el “yo” por encima de cualquier otra cosa, y como consecuencia nos encontramos a menudo con gente irresponsable e irrespetuosa, sin la más remota idea de lo que son buenos modales y cultura. El padre sabio debe criar a los hijos con amor y entender que amarlos es disciplinarlos. “No corregir al hijo es no quererlo” (v. 24 de la lectura). La palabra clave aquí es “amor”; tampoco porque se tenga la autoridad, irse al otro extremo destruyéndolos (Ef. 6:4 y Col. 3:21). Dios quiere hijos disciplinados pero cuerdos, que a la vez puedan instruir a otros de la misma manera en que ellos lo fueron.

Bueno, como dije al comienzo necesitamos lecciones diarias y siempre debemos estar listos para recibir alguna, porque esto nos puede enriquecer tanto intelectual, como moral o espiritualmente y por aceptarlo, no vamos a dejar de ser lo que ya somos; de igual manera, podemos transmitirlo a otros. En conclusión: es de sabios tanto aprender como enseñar y estamos llamados a practicar ambas cosas.


La Biblia dice que el principio de la sabiduría es el temor del Señor (Pro. 1:7); si deseas adquirir esa sabiduría que proviene de Dios, te invito a conocerle a través de su Hijo Jesucristo porque quien lo ha visto a Él ha visto al Padre (Jn. 12:45). Si es tu deseo podemos orarle así:


Señor Jesucristo: Yo te necesito. Confieso que soy pecador y te pido perdón por ello. Te entrego mi corazón y te acepto en mi vida como mi Señor y Salvador personal. Toma el control del trono que hasta ahora maneja mi ego y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias Señor por perdonarme y limpiarme; gracias por darme la vida eterna y por enseñarme a vivir con la sabiduría que procede de ti. En tu nombre Jesús, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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