lunes, 17 de octubre de 2011

Hay que medir las palabras

El que es entendido refrena sus palabras; el que es prudente controla sus impulsos.
Proverbios 17:27.


Lectura diaria: Proverbios 17:1-28. Versículo para destacar: Proverbios 17:27.


ENSEÑANZA


La tecnología moderna a través de las redes sociales por ejemplo, ha dado para todo: desde utilizar los medios para la honra y gloria de Dios como también para permitir que las personas se desahoguen y plasmen en ellas todos sus pensamientos, iras, odios y rencores. Personalmente no veo el asunto tan dramático siempre y cuando no se desprestigie de personas que merecen por su edad o cargo el más mínimo respeto. Quizá es mucho pedir, puesto que se leen injurias, calumnias y amenazas de todas las clases sociales sin distingo de educación y cultura. El versículo del día nos hace un llamado a la cordura y deberíamos tenerlo muy en cuenta por estos días cuando no solamente por las elecciones los ánimos están caldeados sino también por los últimos acontecimientos del país como lo son el Tratado de Libre Comercio o la nueva Ley de Educación. Indudablemente que lo que es para unos bueno, para otros es malo; y esto por la sencilla razón de que todos (gracias a Dios) no pensamos de igual modo ni se tienen las mismas prioridades. Pero yo me pregunto: ¿cuántas personas de las que ahora salen a las calles a protestar sí depositaron su voto para que de verdad surgiera el cambio esperado por ellas? El director y crítico estadounidense George Jean Nathan dijo la siguiente verdad: “Los malos gobernantes son elegidos por buenos ciudadanos que no votan”. Si queremos cambios hagámoslo saber sin brotes de violencia, ejerciendo el derecho al voto y también teniendo cordura al hablar, pues nuestras palabras pueden incitar y llevar a prender un gran bosque como nos lo dice el apóstol: “Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa!” (Stg. 3:5).

Aprendamos (y me incluyo, ya que también peco por hablar más de lo debido y por dejarme llevar en ocasiones por los impulsos) a demostrar sensatez y cordura frenando las palabras. “lo dicho, dicho está y lo escrito, escrito está y estará”. “Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio, se le considera prudente si cierra la boca” (v. 28 en la lectura del día).


Si no conoces a Cristo como el Salvador de tu vida, permíteme presentártelo; el Señor vino a darte vida y vida eterna. Puedes iniciar una relación con Él a través de una corta oración como ésta:


Señor Jesucristo: Yo te necesito. Te abro la puerta de mi corazón para que seas mi Señor y Salvador; toma el control de mi vida, perdona mis pecados y hazme de acuerdo a tu santa voluntad. Gracias Señor por hacerlo, amén.


Un abrazo y bendiciones.

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