martes, 13 de septiembre de 2011

Una mala decisión

El Señor le dijo: Ya que procedes de este modo, y no has cumplido con mi pacto ni con los decretos que te he ordenado, puedes estar seguro de que te quitaré el reino y se lo daré a uno de tus siervos.
1 Reyes 11: 11.


Lectura diaria: 1 Reyes 11:1-13. Versículo para destacar: 1 Reyes 11:11.


ENSEÑANZA


Salomón, el hombre sabio y a quien Dios lo había provisto de gran fama y riqueza se dejó llevar por sus mujeres que no eran de las tribus de Israel y pecó. “Todas ellas mujeres extranjeras, que procedían de naciones de las cuales el Señor había dicho a los israelitas: No se unan a ellas, ni ellas a ustedes, porque de seguro les desviarán el corazón para que sigan a otros dioses” (v. 2-3). Así sucedió; ya siendo anciano se dejó convencer de ellas y este hombre que incluso nos dejó grandes enseñanzas a través de sus libros, se olvidó de todas las bondades de Dios para con él y de lo que el Señor había hecho con su padre David. Por no tener en cuenta las advertencias de Dios, Salomón al llegar a la vejez, “sus mujeres le pervirtieron el corazón, de modo que él siguió a otros dioses, y no siempre fue fiel al Señor su Dios” (v. 4). Como consecuencia de su desobediencia el reino le fue quitado, aunque el Señor por amor a David no lo hizo sino hasta cuando Salomón murió; solamente quedó en su sucesor una tribu: la de Judá.

Bajo este concepto cuán importante es tener en cuenta las recomendaciones del Señor. En los tiempos actuales dentro de los parámetros del Nuevo Testamento, para el cristiano es fundamental escuchar lo escrito por Pablo: “No se unan en yugo desigual” (2 Co. 6:14); el amor no es solamente sentimientos, también hay que aportarle cabeza para tomar la decisión correcta y si Dios lo dice es porque Él bien sabe de antemano hasta dónde pueden llegar las consecuencias de una mala determinación. “¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo? ¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente” (2 Co. 6:15-16). Si se toma una determinación como esta, no es que se pierda la salvación ni mucho menos; Dios está listo a perdonar, pero las consecuencias quedan. Reflexionemos sobre lo siguiente: muy seguramente como para Salomón ¿cuántas mujeres lindas no habría en su reino, y más para él que era el rey? ¿Cuántas mujeres bellas no hay dentro del pueblo cristiano? O ¿cuántos hombres interesantes no se encuentran en las iglesias cristianas? Para recapacitar y decidir.


Si nunca antes has tenido una relación personal con Jesucristo, te puedo sugerir una corta oración para que empieces a conocerlo y entender lo que el Señor te quiere ofrecer. Oremos:


Señor Jesucristo: Yo te necesito. Te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador. Ven a mí, perdona mis pecados y hazme la persona que deseas que yo sea. Gracias Señor por perdonarme y darme una nueva vida contigo. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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