sábado, 10 de septiembre de 2011

Responsabilidad de los cristianos

Si mi pueblo que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.
2 Crónicas 7:14.


Lectura diaria: 2 Crónicas 7:11-22. Versículo para destacar: 2 Crónicas 7:14.


ENSEÑANZA


La verdad, cuando alcancé esta lectura no quería detenerme en ese versículo. Pensé: “ya está tan martillado en el argot cristiano que otra vez, no”. Proseguí mi lectura diaria y al llegar al libro de Zacarías leí lo siguiente: “Lo que ustedes deben hacer es decirse la verdad, y juzgar en sus tribunales con la verdad y la justicia. ¡Eso trae la paz!” (Zac. 8:16); entonces comprendí que el Señor quería, que así estuviese trajinado el versículo de 2 Crónicas 7:14, debería hablar nuevamente sobre él. Inmediatamente entendí que nosotros los cristianos, los creyentes, nacidos de nuevo con el Señor Jesús, tenemos serios compromisos con Él. No solamente es dar testimonio con nuestro modo de vivir, ni llevando a otros el mensaje de las “Buenas Nuevas”; tenemos la obligación perenne de orar continuamente por lo nuestro, en este caso por nuestra tierra, nuestro país. Hablamos y criticamos cada día porque no vemos la tan anhelada paz pero también vemos con tristeza como la justicia se desploma y lo que se llamaba justo, ahora es una farsa. Hablando recientemente con mis abogados me decían asombrados: “Es como si las leyes en Colombia se hubieran cambiado, no entendemos cómo aquí dice una cosa y se resuelve todo lo contrario”. Sí, así es. Le dictan sentencia de cinco años a un hombre por pagar con un billete falso, y dejan por las calles al violador de niños; o se procesa a aquel que roba por hambre pero que es de ruana y andan sueltos los ladrones del erario público solamente porque son de cuello blanco: “¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito pero se tragan el camello” (Mt. 23:24). “¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre. Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad” (Mt. 23:27-28). Y no lo digo yo; lo está diciendo el mismo Señor Jesús y terrible cosa es caer en manos de ese “Ay”.

Pero bueno; hoy aprendí que a pesar de dolerme como me duele toda injusticia cometida, mi deber como cristiana es orar, orar y orar porque esa es mi responsabilidad. El Señor sabrá en qué momento abrirá las ventanas de los cielos para escuchar la súplica, perdonar el pecado y sanar esta tierra. No puedo seguir quejándome y despotricando de los jueces y magistrados, además todos no son iguales gracias a Dios; y lo que parece que viene es un cambio total en esta área; el Señor permita que así sea. Si tenemos justicia, tendremos paz. Y como conclusión, lo que he escuchado tantas veces; es “oracción”; es decir: orar y actuar. Un modo de actuar, es votar a conciencia, no por prebendas ni por tradiciones de colores; votar justamente por quienes creemos que irán a hacer las cosas bien.

¡Qué magnífico sería que todo el pueblo cristiano de Colombia se uniera! De esta manera podríamos lograr mucho fruto. Por ahora como lección, hagamos lo que nos corresponde como parte de ese pueblo escogido por Dios.


Si aún no conoces al Señor Jesús como tu Salvador personal, te puedo guiar con una oración para que le entregues tu vida y seas parte de “su pueblo”. Podemos orar así:


Amado Jesús: Yo te necesito. Te abro la puerta de mi vida para que seas mi Señor y Salvador personal. Perdona mis pecados; toma el control del trono de mi vida y hazme la persona que quieres que yo sea. Gracias Señor por perdonarme y limpiarme de todos mis pecados, y por hacerme parte de tu pueblo. Amén.


Un abrazo y bendiciones.

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