martes, 7 de abril de 2009

Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón

Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón.
Salmo 95:8

Ya que es tiempo de Semana Santa, reflexionemos sinceramente sobre lo que el Señor Jesucristo hizo por nosotros. Anterior al versículo 8 de este Salmo, se nos dice: “Vengan postrémonos reverentes, doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios y nosotros somos el pueblo de su prado: ¡somos un rebaño bajo su cuidado!”. Versos 6-7.

Dice que nos postremos reverentes, que doblemos la rodilla ante Dios. Esto no hay que confundirlo ni cambiarlo a un acto de sacrificio y masoquismo donde se cree que si se flagela o se sube de rodillas a un alto, se está glorificando a Dios. Al contrario, estamos diciéndole con estos actos, que el sacrificio de Jesús no bastó y por ende hay que ayudarle. No. Solamente bastó un sacrificio y no fue cualquier sacrificio, fue hasta la muerte y muerte de cruz. El Señor Jesús no quedó así de bonito como lo vemos en los crucifijos, Él quedó completamente desfigurado. Dice la Biblia que no había figura humana en Él. Que fue molido y traspasado por nuestros pecados. Sus heridas fueron múltiples, no fue una sola y por ellas tenemos acceso a la salud. Nada quedó incompleto de parte de Dios para nosotros. Y nosotros como su pueblo, debemos aceptar ese sacrificio solamente aceptando a Cristo como Señor y Salvador de nuestras vidas. Eso es únicamente lo que nos corresponde. Tan fácil de hacerlo pero tan difícil de tomar la decisión.

Para la mayoría de personas en Latinoamérica y por la tradición vigente, se cree que en Semana Santa se hacen sacrificios, se pide perdón y se perdona, se arrepiente, pero solamente por una semana y después se sigue en lo mismo. En la mente está el “peco, confieso y empato” y Dios no comulga con esta premisa. Para Dios las cosas son SI o NO. Estamos o no estamos.

SI OYES HOY SU VOZ, NO ENDUREZCAS TU CORAZÓN.

Un abrazo y bendiciones.

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