Jonás se fue hacia Nínive, conforme al mandato del Señor. Ahora bien, Nínive era una ciudad grande y de mucha importancia. Jonás 3:3.
Lectura: Jonás 3:1-10. Versículo del día: Jonás 3:3.
MEDITACIÓN DIARIA
Después de ser
expulsado por el pez Jonás obedeció y se fue a Nínive, proclamando el mensaje
que Dios le había dado para que la gente se arrepintiera: “¡Dentro de cuarenta
días Nínive será destruida! Y los ninivitas le creyeron a Dios, proclamaron
ayuno y, desde el mayor hasta el menor, se vistieron de luto en señal de
arrepentimiento” (vv. 4b-5). Lo interesante es que Nínive a pesar de su
importancia, volteó los ojos al Señor, y el Señor los perdonó. Hasta el rey de
allí al escuchar el mensaje de Jonás se levantó de su trono para decretar que
toda persona y animal entrarían en ayuno completo y les ordena dejar el mal
camino y arrepentirse de sus hechos violentos con la esperanza de que Dios
cambiara de parecer y no los destruyera (vv. 7-9). Así sucedió: “Al ver Dios lo
que hicieron, es decir, que se habían convertido de su mal camino, cambió de
parecer y no llevó a cabo la destrucción que les había anunciado”.
Miremos la bondad y
misericordia de Dios. Él nunca deja por puertas al pecador arrepentido. Lo
interesante de este pasaje es hasta dónde penetró el mensaje de Jonás que hizo
incluso que su mandatario también clamara a Dios pidiendo perdón.
Definitivamente cuando las personas se humillan y voltean los ojos a su
Creador, Él les escucha. “si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora,
y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo,
perdonaré su pecado y restauraré su tierra” (2 Crónicas 7:14). Ahí está la
promesa. Dios no miente. Dios puede restaurar nuestra tierra y perdonar el
pecado de nuestra nación. Volteemos los ojos hacia Él para que tengamos la
anhelada paz. Aquí entra dejar el odio, el rencor y la venganza. Perdonemos y
también recibiremos perdón. Convirtámonos en un Jonás cada uno de nosotros.
Pregonemos arrepentimiento para que nuestras tierras no sean destruidas.
Amado Señor: Muchas
gracias porque solamente Tú nos miras con compasión y esperas hasta el último
momento deseando que el hombre pecador se arrepienta. Te pedimos perdón por los
pecados de nuestro país. Por tanto odio y resentimiento generados por la
violencia y la injusticia social. Enséñanos a perdonar para de ese mismo modo
recibir el tuyo y que nuestra tierra pueda ser restituida y restaurada junto
con las personas que la habitan. Gracias buen Dios.
Un abrazo y bendiciones.
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