jueves, 7 de abril de 2016

Para que nuestra obediencia te complazca




Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo. 
Juan 17:24.


Lectura: Juan 17:20-26.  Versículo del día: Juan 17:24.

MEDITACIÓN DIARIA

Me fascina leer a Juan: su Evangelio, sus Cartas y el Apocalipsis; todo por igual me inunda de amor y de esperanza. Dentro del Evangelio de Juan, este capítulo me estremece cada vez que recurro a él, al ver la grandeza, humildad y amor del Señor, donde no solo oró al Padre por los que eran ya sus discípulos, sino que desde ese tiempo, hace más de dos mil años, lo hizo por nosotros. Su oración además de conmoverme y quebrantarme, me inspira a ser cada día la persona que Él quiere que yo sea. Aunque sé que fallo como todos, deseo no defraudar a mi Señor; glorificar su Nombre y que se sienta orgulloso al ver que su obra en mi vida ha alcanzado el fruto que esperaba. Sé que no es fácil pero sigo adelante esperando terminar la carrera en la mejor posición posible.
Dios Padre se sintió orgulloso de su Hijo Jesús. Lo dijo en su bautismo y en la trasfiguración: “estoy muy complacido con él” (Mateo 3:17 y 17:5). Y se sentía complacido porque Jesús le obedeció en todo cumpliendo su voluntad. Dice el versículo del día: “Que vean mi gloria, la gloria que me has dado”. El Señor desea que nosotros veamos su gloria; y creo que la manera de ver la gloria que el Padre le dio a nuestro Jesús, es también cumpliendo su voluntad. Si le obedecemos al Padre, estamos igualmente glorificando al Hijo. Aprendamos a ser obedientes para no defraudarlo en el acto de amor que tuvo, cuando oró por cada uno de nosotros.
“¡Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza y la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos!” (Apocalipsis 5:13).

Señor Dios y Padre: Ayúdanos a complacerte de igual manera como lo hizo Jesús, para que de ese modo te sientas orgulloso de nosotros y a la vez tu Hijo amado sea glorificado, por la obra realizada a través de Él en cada uno de estos siervos tuyos. ¡Gracias bendito Señor!

Un abrazo y bendiciones.

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