miércoles, 29 de abril de 2015

La obra es tuya Señor



Aunque es la más pequeña de todas las semillas, cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en árbol, de modo que vienen las aves y anidan en sus ramas. 
Mateo 11:32.


Lectura: Mateo 11:31-35.  Versículo del día: Mateo 11:32.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor se refiere aquí a la parábola de la semilla de mostaza. Les siguió hablando en parábolas a la multitud, para lograr que le entendieran (vv. 34-35).
Personalmente considero que la parábola se refiere a los que reciben el mensaje del Señor y pensamos que esa persona lo tomó muy a la ligera, no le puso responsabilidad ni credibilidad y siguió su rumbo. Más tarde cuando nos reencontramos con ella, nos damos cuenta que en realidad creció, está firme en el Evangelio y que incluso es ejemplo para nosotros. Lo digo porque me ha sucedido; entonces le doy gracias al Señor porque algo que también me muestra, es que la Palabra de Dios nunca regresa vacía. No podemos menospreciar a nadie cuando compartimos; no somos nosotros los que hacemos la obra. No somos nosotros los que batallaremos con sus inquietudes; todo es misión del bendito Espíritu Santo que empieza su obra regeneradora en cada uno. De nuestra parte, lo que nos queda es obedecer: “vayan y hagan discípulos” (Mateo 28:19). Cada quien hace lo que le corresponde, que el Señor se encargará de las añadiduras. Cuando miremos nuevamente, tendremos la buena sorpresa que incluso allí, los pajaritos han hecho sus casas: alrededor de esa persona hay otros tantos, que también han llegado a los pies del divino Maestro. Nos regocijamos y damos gloria a Dios.

Amado Señor: Gracias por las enseñanzas de tu Palabra. Gracias porque solamente necesitamos el querer como el hacer y obedecer tu orden: ir. Gracias porque tu Palabra cala hasta lo más profundo de los huesos y tu Santo y poderoso Espíritu va mostrando e instruyendo en el camino. Gracias por todos los que te han conocido y ahora son en tus manos instrumentos muy valiosos. Perdona nuestra falta de fe en el  momento en que no creímos en ellos. ¡La obra es tuya Señor y para Ti es toda la honra y gloria!

Un abrazo y bendiciones.

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