Yo le he dicho al Señor: Mi Señor eres tú. Fuera de ti, no poseo bien alguno.Salmo 16:2.
Lectura: Salmo 16:1-11. Versículo del día: Salmo 16:2.
MEDITACIÓN DIARIA
Igual que David
reconozco a mi Señor; igual que Pedro le digo que no tengo a dónde más ir. Sí y
sí. El Señor es mi todo, sé que sin Él no soy capaz de continuar. “Tú, Señor,
eres mi porción y mi copa; eres tú quien ha afirmado mi suerte” (v. 5). Es el
Señor el que cada mañana renueva mis fuerzas y con su amor característico me
instruye y aconseja. Es también el que en la quietud de la noche me reprende
(v. 7). ¿Cómo no he de estar agradecida,
después de experimentar tanto amor y bondad para conmigo? En tiempos de
tempestades y borrascas cuando creo haberlo perdido de vista, me toma en sus
brazos como a mujer débil e indefensa y me dice: “No temas, yo estoy contigo;
no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te
sostendré con mi diestra victoriosa” (Isaías 41:10). De verdad, que es fácil advertir su amor
incondicional. El Señor es el único que
nos ama tal como somos. Que nos reprende y enseña sí; ¡claro que sí! “Por eso
mi corazón se alegra, y se regocijan mis entrañas; todo mi ser se llena de
confianza” (v. 9 en la lectura).
Amado Señor: Hoy mi
súplica es porque cada persona que esté leyendo este devocional, sienta tu
presencia en su vida; comprenda que no hay amor más grande que el tuyo y que
fuera de Ti nada es posible. Te pido Jesús que llegues a todo corazón adolorido
y agobiado y que seas Tú mismo proveyendo el calor y abrigo que se necesita.
Gracias mi buen Señor por escuchar mi oración y por todo lo que has hecho
conmigo. No tengo palabras para expresarte mi eterno agradecimiento. ¡Te amo mi
Dios y Señor!
Un abrazo y
bendiciones.
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