martes, 23 de junio de 2015

Somos parte de su viña




Canten en aquel día a la viña escogida: Yo, el Señor, soy su guardián; todo el tiempo riego mi viña. Día y noche cuido de ella para que nadie le haga daño.
 Isaías 27:2-3.


Lectura: Isaías 27:1-13.  Versículos del da: Isaías 27:2-3.

MEDITACIÓN DIARIA

La viña escogida  no solamente es el pueblo de Israel, también lo es su Iglesia a la cual el Señor está continuamente guardando y protegiendo para que no se le haga daño. La Iglesia debe someterse a Cristo quien es la raíz y cabeza de esa viña. ¡Él es la vid verdadera! El Padre el Viñador y nosotros los sarmientos (Juan 15:1.) Por eso nuestro Padre siempre está ahí, cuidándonos,  resguardándonos y librándonos del mal: “No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te cuida” (Salmo 121:3); y este cuidado se extiende a lo largo de toda nuestra vida: “El Señor te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan” (Isaías 58:11). No importa si se es viejo, porque: “Aun en la vejez, cuando ya peinen canas, yo seré el mismo, yo los sostendré. Yo los hice, y cuidaré de ustedes; los sostendré y los libraré” (Isaías 46:4). Y no solamente esto, porque el Señor de la viña dice que Él nos da vida eterna y jamás pereceremos; estamos en sus manos y de allí nadie podrá arrebatarnos (Juan 10:28). ¡Gloria a Dios por sus promesas! ¡Es hora de cantar y loar a nuestro Dios, a nuestro gran Viñador!

Amado Señor: Gracias por tenernos como parte de tu viña. En verdad, jamás alcanzaremos a reconocer todo lo que haces para continuar tu buena obra en cada uno de nosotros. Gracias por regarnos, por podarnos cuando lo crees necesario y gracias por permitir que vayamos creciendo aun en medio de pedregales y tierras áridas. ¡Te amamos Señor!

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios: