Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, roca mía y redentor mío.Salmo 19:14.
Lectura:
Salmo 19:7-14. Versículo del día: Salmo
19:14.
MEDITACIÓN
DIARIA
Cuando aceptamos la Palabra de Dios sinceramente, sin
titubeos ni cuestionamientos y nos deleitamos en ella, aprendemos a amar sus
leyes y mandatos, y el obedecer se transforma rutinario y agradable de
practicar. Porque “La ley del Señor es perfecta: infunde nuevo aliento”; “Los preceptos del Señor son rectos: traen
alegría al corazón” (vv.7a y 8). Eso es: su Palabra nos da nuevas fuerzas;
vivifican y alegran el corazón.
Por lo mismo, para el cristiano, ésta se convierte en
el pan diario espiritual que no podemos dejar de ingerir porque si lo hacemos
nos debilitamos y caemos. Sucede
exactamente lo mismo que cuando se deja de comer: no se tienen fuerzas y se llega incluso a quedar postrado
en una cama.
Pero esa mesa, la espiritual, esta aderezada con los
mejores manjares, deleitables y dulces (v. 10). Llama la atención porque es deseable; y Dios la dispone ante nosotros de ese modo
para cautivarnos y porque sabe que la necesitamos (Salmo 23:5).
Ahora, si en verdad nos deleitamos con sus manjares, demostrémoslo.
Que las palabras que salgan hacia nuestro prójimo sean de edificación, bendición
y exaltación. Que aun nuestros pensamientos
estén coordinados con la voluntad de Dios, y sean puros e irreprochables. Que cada
vez que nos dirijamos al Señor, nuestras
palabras sean aceptables y agradables a Él.
Amado Dios: Queremos aprender a deleitarnos completamente en tu Palabra.
Que sean gratos ante ti los dichos de nuestra boca y la meditación de nuestro
corazón, para que de igual forma, de nuestros labios solo broten voces de ánimo
y bendición a los que nos rodean.
Un abrazo y bendiciones.
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