Vengan a mi todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.Mateo 11:28.
Lectura diaria: Mateo 11:25-30. Versículo principal: Mateo 11:28.
REFLEXIÓN
No podemos decir que a lo largo de la vida cristiana no hemos sentido cansancio. Hay momentos, en que también nos sentimos abrumados y el estrés no se hace esperar. Es entonces, cuando el Señor nos ofrece su Palabra: “Vengan a mi todos los que estén cansados y agobiados, y yo les daré descanso”.
La reflexión es para todo aquel que está cansado en su rutina diaria; para el que busca un trabajo y no logra conseguirlo de acuerdo a sus expectativas; para la persona que tiene un pleito y tal pareciera que la justicia está paralizada; es también para aquella mujer que ora diariamente por su esposo y no ve ningún resultado; para la madre angustiada de ver a su hijo consumido en la droga o por el camino torcido, sin encontrar respuesta. Es para el padre agotado de ir de un lugar a otro consiguiendo el pan para sus hijos. Es para el enfermo convaleciente en una cama, donde sus esperanzas cada vez se esfuman más. Es sin lugar a dudas para el adolescente que no encuentra comprensión ni amor en su hogar. Es para quien que esté agobiado en este momento por cualquier clase de problema. A todos ellos, el Señor les ofrece recostarse en sus brazos y descansar. Hay que hacer un alto en el camino, parar, voltear los ojos al Dios amoroso que promete descanso y aprender a dejar sobre sus hombros todo aquello que nos pesa mucho y es difícil de cargar. Seguro que Él abrirá nuevas sendas y continuaremos con fuerzas renovadas porque ligera es su carga. Sí, estamos cansados pero no derrotados; el Señor Jesús lucha por nosotros cuando decidimos dejar en sus manos nuestro yugo. ¡Hagámoslo!
Señor Jesús: Gracias por darnos la pildorita acertada de descansar en tu regazo. De verdad que la necesitamos para proseguir.
Un abrazo y bendiciones.
La reflexión es para todo aquel que está cansado en su rutina diaria; para el que busca un trabajo y no logra conseguirlo de acuerdo a sus expectativas; para la persona que tiene un pleito y tal pareciera que la justicia está paralizada; es también para aquella mujer que ora diariamente por su esposo y no ve ningún resultado; para la madre angustiada de ver a su hijo consumido en la droga o por el camino torcido, sin encontrar respuesta. Es para el padre agotado de ir de un lugar a otro consiguiendo el pan para sus hijos. Es para el enfermo convaleciente en una cama, donde sus esperanzas cada vez se esfuman más. Es sin lugar a dudas para el adolescente que no encuentra comprensión ni amor en su hogar. Es para quien que esté agobiado en este momento por cualquier clase de problema. A todos ellos, el Señor les ofrece recostarse en sus brazos y descansar. Hay que hacer un alto en el camino, parar, voltear los ojos al Dios amoroso que promete descanso y aprender a dejar sobre sus hombros todo aquello que nos pesa mucho y es difícil de cargar. Seguro que Él abrirá nuevas sendas y continuaremos con fuerzas renovadas porque ligera es su carga. Sí, estamos cansados pero no derrotados; el Señor Jesús lucha por nosotros cuando decidimos dejar en sus manos nuestro yugo. ¡Hagámoslo!
Señor Jesús: Gracias por darnos la pildorita acertada de descansar en tu regazo. De verdad que la necesitamos para proseguir.
Un abrazo y bendiciones.
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