Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.1 Corintios 13:7.
Lectura diaria: 1 Corintios 13:1-13. Versículo para destacar: 1 Corintios 13:7.
ENSEÑANZA
A veces consideramos que tenemos todo el amor del mundo, que podemos ofrecerlo a ráfagas completas y el Señor nos manda una situación difícil para comprobar que no es así. Es en esos momentos cuando nos sentimos mezquinos y aceptamos que en realidad nos falta mucho para llegar a la meta. Si aprendiéramos a dar cariño a la sociedad, quizá esta sería distinta. Cada día los niños crecen sin una palabra de amor y estímulo, no hay tiempo para ellos. La comprensión y armonía en los hogares, junto con el respeto, se esfuman fácilmente. Nuestros ancianos y enfermos por lo general, no tienen una voz que los anime y levante. Sin ir muy lejos, pasamos junto al vecino y ni un saludo le brindamos. No somos más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido (v. 1). ¡Cuánto amor nos falta!
Una sonrisa, un saludo, una frase de bendición, un abrazo, un pan, lograrían hacer mucho por una persona: “¡La lengua amable, quebranta hasta los huesos!” (Pr. 25:15b); sin embargo, este mundo de alta tecnología ya no nos da píe ni siquiera para detenernos a saludar al cercano porque nos ha llevado a un corre-corre en que todo es para ya o para antier; el tiempo vuela y las 24 horas del día no alcanzan ni siquiera para brindar una sonrisa.
Si el amor de Dios está en el centro de nuestro corazón, brindémoslo también a tanto necesitado con el que a diario nos rozamos. Propongámonos a demostrar cariño, perdón, bondad y ternura empezando por nuestro hogar. Todos los demás dones pasarán, mientras que el del amor no se extinguirá porque este nunca deja de ser. Busquemos y practiquemos la virtud del amor.
El amor exacto de que habla este capítulo está dado en la persona de Cristo Jesús; es el amor por excelencia y está disponible para todos. ¿Deseas aceptarlo? Reconociendo lo que Él hizo por ti puedes obtenerlo. Te invito a orar de este modo:
Señor Jesucristo: Acepto que soy pecador y te pido perdón por ello. Te invito a mi vida para que seas mi Señor y Salvador personal. Toma el control del trono que yo manejo con mi ego y enséñame a vivir contigo la experiencia de una nueva vida llena de tu amor, y que a la vez yo sepa compartirlo con mi prójimo. Amén.
Un abrazo y bendiciones.
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