Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María su madre; y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro, incienso y mirra.Mateo 2:11.
Lectura diaria: Mateo 2:1-12. Versículo del día: Mateo 2:11.
ENSEÑANZA
Los sabios de Oriente a quienes la tradición llamó “reyes”, enterados por la estrella que los guiaba fueron hasta Belén a ofrecerle al Señor sus presentes y adorarle. Jesús no pide hoy que le llevemos oro ni plata pues Él no la necesita porque es el dueño de todo. A cambio de esto pide solamente que aceptemos su venida no como el regalo que le debemos, sino como el regalo ofrecido por el Padre a la humanidad caída. La Navidad es motivo de regocijo, paz, alegría. Por naturaleza la gente se ve amable, tiene su corazón más dado a ser generoso y esto es muy bueno; sin embargo, hemos dejado que se desvíen un poco las cosas y nos importa mucho más Santa Claus o Papá Noel, que el mismo niño nacido. Nos importa más el árbol que el humilde establo donde nació el Salvador del mundo. No quiero decir con esto que nos volvamos, ni que adoremos el pesebre, no; podemos adornar nuestra casa con santas y árboles, pero nunca olvidar la esencia de tan maravilloso acontecimiento y a la vez enseñar a nuestros niños que “Santa” puede ser el personaje que Dios utilizó para llevar a los niños y adultos un regalo. Informarles que el arbolito es otro elemento más para adornar el hogar en esta época, pero que el Señor Jesús ni siquiera tuvo una cama para nacer. Volviendo a la lectura y como enseñanza, ¿qué puedes tú ofrecerle hoy al Rey del cielo? Lo más importante que él quiere de ti es tu vida como tal. No para destruirte; para ser de ti, la persona que Él desea que seas. Te necesita para que formes parte de su reino, del reino que no tiene fin. Y si ya le entregaste tu vida, te sugiero que busques algo de lo cual no has podido desprenderte y se lo ofrezcas como ofrenda de amor, grato a Dios. Por ejemplo, sufres con el trago, con la envidia, con el orgullo, etc., entonces con la ayuda del Señor despégate de ello y dáselo, que Él con su infinita misericordia y amor sabrá canalizarlo para beneficio tuyo. Piensa: ¿Cuál es tu presente para el Niño Jesús, el Salvador del mundo?
Un abrazo y bendiciones.
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