sábado, 13 de noviembre de 2010

Caso omiso a palabras vanas

No prestes atención a todo lo que se dice, y así no oirás cuando tu siervo hable mal de ti, aunque bien sabes que muchas veces también tú has hablado mal de otro.
Eclesiastés 7:21-22.


Lectura diaria: Eclesiastés 7:1-22. Versículos del día: Eclesiastés 7:21-22.


ENSEÑANZA


No debemos amargarnos por todo lo que sepamos que hablan de nosotros. En otras palabras, lo que nos dice el versículo del día es como recita el refrán: “A palabras necias, oídos sordos”. Cuando estamos pendientes de si dicen o no dicen nos atormentamos y al fin de cuentas “nadie es monedita de oro para caerle bien a todo el mundo”; entonces aprendamos a convivir con la murmuración porque está visto que es un mal que ha estado rondando por siempre. Eclesiastés nos afirma algo que puede dolernos pero es cierto: Todos en algún momento, nos hemos dejado llevar por el “runrunrun” haciéndonos partícipes también de este mal; así, que no tenemos por qué escandalizarnos cuando sabemos que han dicho palabras en nuestra contra. Muchas veces la gente habla por hablar y otras porque la envidia las carcome y tienen que sacarse el clavo de su deshonestidad de esa manera. Recordemos que si hay algo difícil de manejar es la lengua, por eso la Biblia afirma que quien la domina fácilmente puede dominar cualquier situación y si lo logra se puede decir que es persona perfecta (Stg. 3:2). Aprendamos a ser tolerantes y no formar más polémica cuando nos encontremos en situaciones parecidas, no le demos tanta importancia quizá a bobadas que se dicen solo por herir pero que sabemos no tienen ninguna resonancia en nuestra vida y no nos amarguemos ni amarguemos quizá a los que nos rodean. Señor: Puesto que no nos gusta que se hable o se diga palabras que nos ofenden, enséñanos a controlar la lengua para no caer en lo que criticamos.


Un abrazo y bendiciones.

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