domingo, 19 de septiembre de 2010

Clamando por el indefenso

¡Levántate Señor! ¡Levanta oh Dios tu brazo! ¡No te olvides de los indefensos!.
Salmo 10:12.


Lectura diaria: Salmo 10:1-18. Versículo del día: Salmo 10:12.


ENSEÑANZA


Escuchando las noticias sobre la gente que ha sido y aún es desplazada de sus tierras no sólo por la violencia sino por ricos terratenientes que cada día desean más y se lanzan a devorar lo poco que tiene el pobre, no dejo de pensar y también con sinceridad les digo necesito preguntarle a Dios, dónde está Él que permite tanta injusticia, desolación y pobreza; “¿Por qué Señor te mantienes distante? ¿Por qué te escondes en momentos de angustia?” (v. 1). De ahí en adelante del Salmo es como si estuviera plasmando las palabras de una señora que contaba por la radio todo lo que hacen para quedarse con lo ajeno: nos dice que el malvado siempre va con arrogancia persiguiendo al indefenso, haciendo alarde de sus fechorías y creyendo que jamás tendrá que darle cuenta a Dios. Su boca está llena de mentiras y amenazas y no le importa asesinar con tal de lograr su objetivo. No sé cuándo pero al igual que el salmista, sé que llegará el momento en que Dios los enredará en sus propias artimañas (v.2) y les responsabilizará de sus maldades: “Pero tú ves la opresión y la violencia, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas confían en ti; tú eres la ayuda de los huérfanos” (v. 14). Gracias a Dios, así no lo creamos ni lo veamos, Él si estará pendiente de los indefensos y hará justicia ante ellos porque Él escucha; les dará aliento y atenderá su clamor para que el hombre “poderoso”, no siga sembrando el terror (vv. 17-18). La lección para nosotros los cristianos de esta nación, agobiada por la violencia e injusticia social, es que volteemos los ojos al Señor misericordioso y justo, y empecemos a clamar porque en Colombia se efectúen cambios esenciales que erradiquen de una vez por todas la corrupción, y estos dineros lleguen a manos de los necesitados, para que se vayan cultivando campos de justicia que nos dirijan por fin a la anhelada paz. Oremos también por nuestros gobernantes para que Dios ponga en su corazón el querer hacer el bien.


Un abrazo y bendiciones.

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