Para que la gente vea y sepa, y considere y entienda, que la mano del Señor ha hecho esto, que el Santo de Israel lo ha creado.Isaías 41:20.
Lectura diaria: Isaías 41:8-24. Versículo del día: Isaías 41:20.
ENSEÑANZA
Si queremos que el mundo conozca de Dios, tenemos que hablar, dar nuestro testimonio. No hay nadie que haya conocido al Señor y diga que no tiene nada que contar, de lo contrario se pone en duda su conversión. El hecho de recordar situaciones anteriores donde no entendimos en ese momento cómo Dios nos libró de tal o cuál circunstancia, lo venimos a deducir después de nuestra conversión. Esto se aclara en los siguientes versículos: “Te tomé de los confines de la tierra, te llamé de los rincones más remotos, y te dije: “Tú eres mi siervo”. Yo te escogí; no te rechacé. Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa” (versos 9-10). Quizá ni siquiera como he escuchado a muchos, creían que podía existir un Dios. Un ejemplo bien claro lo recuerdo en este momento con el testimonio de Nicky Cruz. En Puerto Rico donde nació, fue víctima en su niñez de abuso físico y mental por parte de sus padres quienes practicaban la brujería y el espiritismo, llegando incluso a declararle como “hijo de Satán”. A la edad de dieciseís años se fue a vivir a Nueva York con su hermano mayor, más exactamente a Brooklyn, un barrio de puertorriqueños y africanos donde pronto de involucró en una de las pandillas más famosas, llegando incluso a ser su líder. Sus crímenes y atrocidades unidos a la droga, dieron de qué hablar. Después de ser arrestado muchas veces, un siquiatra declaró en la corte que el futuro de Nicky sería “ir a prisión, a la silla eléctrica y al infierno”. Pero un día, a través de un predicador llamado David Wilkerson, Dios lo desarmó mostrándole el amor incondicional de alguien más poderoso que él. Dios lo tomó de su mano, lo sacó de los confines de la tierra, de las garras del infierno, lo llamó y le dijo: “Tú eres mi siervo”. Dios tenía un plan para él. Salió del barro en el que se sumergía cada día más, a reposar en verdes pastos donde empezó a dar fruto abundante. Su misión: dar a conocer su testimonio de cómo Dios lo había rescatado del pecado, primero ante sus compañeros de pandilla y así sucesivamente, al punto de ser actualmente uno de los ministros mundiales religiosos más conocidos por sus obras. Nicky recibió el perdón, el amor, la libertad y una nueva vida que sólo Cristo le pudo dar; desde entonces se ha propuesto ayudar a otros a encontrar esa misma libertad. Pero si el Reverendo Wilkerson no hubiera hablado, Nicky no se habría convertido. Ahora lo que hace Nicky es simplemente ir y hablar para que como dice Isaías, la gente vea y sepa, considere y entienda que la mano del Señor lo hizo todo y que puede hacerlo hasta con el más sangriento pecador. ¿Te das cuenta de por qué es tan importante entregar nuestro testimonio? ¿A cuántos estaremos librando del infierno cuando testificamos de Cristo? No podemos callar.
Un abrazo y bendiciones.
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