sábado, 12 de julio de 2025

Te pido perdón por mi ciudad y por mi país

 

Cuando los de Judá se enteren de todas las calamidades que pienso enviar contra ellos, tal vez abandonen su mal camino; entonces yo perdonaré su iniquidad y su pecado-. 

Jeremías 36:3. NVI.


Jeremías 36:1-32.  Versículo del día: Jeremías 36:3.


MEDITACIÓN DIARIA


Es importante leer todo el capítulo, para entender lo que realmente sucedió.  Joacim quien era el rey de Judá, no quiso creer lo mandado por el Señor al profeta Jeremías y que ya estaba escrito en el rollo. Así que al escucharlo lo fue cortando y tirando al fuego; a pesar de que sus colaboradores le suplicaron al rey que no quemara el rollo, el rey no les hizo caso (v. 25 en la lectura). El Señor le volvió a decir a Jeremías que nuevamente escribiera en otro rollo y Baruc el escriba, lo hizo, pero el corazón del rey estaba endurecido y nunca creyó. Por eso Dios sentenció: “Y adviértele a Joacim que así dice el Señor: Tú quemaste aquel rollo, diciendo: ¿Por qué has escrito en él que con toda seguridad el rey de Babilonia vendrá a destruir esta tierra y a borrar de ella a toda persona y animal?”; “Castigaré la iniquidad de él, la de su descendencia y la de sus siervos. Enviaré contra ellos, y contra los habitantes de Jerusalén y de Judá, todas las calamidades con que los amenacé, porque no me hicieron caso” (vv. 29 y 31). Qué triste saber que todo el pueblo pagó las consecuencias de ese pecado. El Señor estaba dispuesto a perdonar, pero el pueblo a través de su rey, no se quiso acoger al perdón. Que esto nos sirva de lección a todos.


Amado Señor: te rogamos nos enseñes a ser obedientes a tu Palabra y a estar continuamente orando por nuestros mandatarios, para que Tú perdones la iniquidad de los pueblos y naciones. Gracias Señor porque tu misericordia no tiene límites y estás dispuesto a perdonar cuando verdaderamente hay sinceridad en el corazón. Enséñanos a invocar tu Nombre, humillándonos ante Ti, orando y pidiéndote que perdones nuestro pecado para que Tú nos perdones y sanes esta tierra. Si Señor, perdona tanta maldad humana; tanta agresión a los niños, tanta discriminación social. Devuelve el gozo y la alegría a los hogares abatidos por el mal. Gracias, muchas gracias Señor Jesús.


Un abrazo y bendiciones.

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