Luego tomó la copa, dio gracias y dijo: —Tomen esto y repártanlo entre ustedes. Les digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios. También tomó pan y, después de dar gracias, lo partió, se lo dio a ellos y dijo: —Esto es mi cuerpo, entregado por ustedes; hagan esto en memoria de mí.
Lucas 22:17-19. NVI.
Lectura:
Lucas 22: 7-30. Versículos del día:
Lucas 22:17-19.
MEDITACIÓN
DIARIA
Respecto
a la Cena del Señor, el Evangelio de Mateo tiene una parte que es muy
significativa: “Después tomó una copa, dio gracias y se la dio a ellos
diciéndoles: —Beban de ella todos ustedes. Esto es mi sangre del pacto que es
derramada por muchos para el perdón de pecados” (Mateo 26:27-28). “derramada
por muchos para el perdón de pecados”; Tenemos que ser conscientes que el Señor
entregó toda su sangre para lavarnos y limpiarnos de todo pecado. Para mí, la
Cena en la Iglesia debería ser tomada con mucho recogimiento, pero creo que se
ha convertido en un ritual más; en algo repetitivo que por hacerlo usualmente
ya no tiene el significado que el mismo Señor le dio. Se hace a la ligera, sin
tener conciencia de lo que significa y mucho menos recordando lo que el Señor
hizo por nosotros; se nos olvida: “hagan esto en memoria de mí”.
Mi
deseo con este devocional es volver al primer amor con el Señor al tomar la
Cena; recordar que Él lo entregó todo también por un amor sin igual. Lo que el
Señor padeció por cada uno tiene un valor invaluable: darnos con su cuerpo y
sangre la entrada al reino celestial. Que la Cena se convierta si es preciso en
el momento exacto, para aceptar su sacrificio y recibirlo como Señor y Salvador
personal. No la recibamos como una rutina más; abrámosle el corazón al Señor y
démosle gracias por haber pensado en nosotros al momento de instituirla. El pan
partido es su cuerpo también partido y hecho pedazos por nuestra salud, nuestro
bienestar y nuestra relación con el cuerpo de su Iglesia y con cada uno de los
que nos rodea. Así que sepamos amar y perdonar como lo hizo el Señor. El vino
es símbolo de su sangre derramada; sangre que nos limpia de todo pecado; sangre
que nos permite traspasar el velo y estar directamente en su Presencia. Oremos:
Amado
Señor Jesús: gracias te damos por permitirnos reconocer y entender lo que
significa el tomar la Cena Tuya. Gracias por recordarnos que no fue algo casual
sino el verdadero amor Tuyo para entregar tu vida a cambio de la nuestra.
Gracias porque Tú Eres sanidad y medicina para nuestros cuerpos abatidos en un
mundo convulsivo y alejado de Ti. Por tu preciosa sangre derramada, hoy venimos
ante Ti, para pedirte que nos perdones y limpies de todo pecado. Gracias mi
Señor por todo lo que pasaste con tu muerte y pasión; si no lo hubieras hecho,
no tendríamos el derecho a la vida eterna, pero gracias porque Tú nos abriste
el camino para llegar al Dios Altísimo y gozar la patria celestial a tu lado.
¡Gloria y honor a Ti Cordero inmolado!
Un abrazo y bendiciones.
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