sábado, 2 de marzo de 2013

Sus caminos son de restauración




Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos —afirma el Señor—. Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes;  ¡más altos que los cielos sobre la tierra! 
Isaías 55:8-9.


Lectura: Isaías 55:6-13. Versículo principal: Isaías 55:8-9.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor quiere guiarnos y llevarnos de su mano. Nos tiene preparadas sendas que ni imaginábamos serían para nosotros; por algo está la promesa de colocarnos a la cabeza y no en la cola.  Los caminos de Dios son inescrutables.  Como humanos no vemos más allá de lo que está al frente; los pensamientos nuestros son efímeros: así como llegan muchas veces se van.  Para Dios, no; todo funciona diferente al hombre; Él nos conoce, nos mira con compasión y sin limitaciones de ninguna especie. Sabe perfectamente los planes que nos tiene preparados: planes de bienestar y no de calamidad, con el fin de darnos un futuro y una esperanza (Jeremías 29:11).
¿Queremos que el Señor sea verdaderamente el conductor de nuestra vida? Entonces empecemos a tener una relación seria con Él; contémosle lo que nos aflige y lo que nos alegra; seguro que no nos dejará con las manos extendidas.  El versículo 6 dice: “Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano”.  Si lo tenemos cerca, si le hemos recibido en el corazón, hablémosle directamente, no le mandemos razones con nadie.  Busquémosle íntimamente y desbordemos nuestra ansiedad sobre sus hombros; de esta manera le damos campo para que pueda empezar a cambiar los espacios en los que estamos fallando y que necesitan renovación total.

Amado Señor: Gracias por querer estar a nuestro lado y llevarnos por las rutas que nos tienes preparadas. Te entregamos todas las áreas de nuestra vida para que entres a restaurar lo que hemos perdido.

Un abrazo y bendiciones.

No hay comentarios:

Aún los cristianos no hemos aprendido a obedecer

  Los descendientes de Jonadab, hijo de Recab, cumplieron la orden dada por su antepasado; en cambio, este pueblo no me obedece.  Jeremías 3...