viernes, 31 de octubre de 2014

Los niños le pertenecen a Dios




Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó y les dijo: Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. 
Marcos 10:14.


Lectura: Marcos 10:13-16.  Versículo del día: Marcos 10:14.

MEDITACIÓN DIARIA

¡Cuán importantes son los niños para el Señor! La reacción del Señor al ver a los niños fue muy diferente a la de sus discípulos; mientras ellos no los dejaban acercarse a Jesús, Él los atraía con su ternura y amor. A la vez hace la advertencia de no impedírselo, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos.  Y son tan relevantes, que también el mismo Señor Jesús advierte que: “si alguien hace pecar a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran al cuello una gran piedra de molino y lo hundieran en lo profundo del mar” (Mateo 18:6).  Los niños significan tanto para el Señor, que  recibirlos y atenderlos es como hacerlo con Él mismo. (Mateo 18:5). Y si por ser pequeños los menospreciamos, recordemos que tienen en el cielo ángeles que contemplan el rostro del Padre celestial (Mateo 18:10).
Con todo esto que el Señor nos demuestra acerca de los niños, hagamos de ellos un tesoro de Dios en nuestras manos, donde les cultivemos desde sus primeros años el temor a Dios. Démosles una formación de acuerdo a los parámetros bíblicos; aquí en la tierra nuestros niños son prestados y tenemos que rendir cuenta de ellos también al Padre celestial. Prodiguémosles amor, ternura, paciencia y mucho cuidado especialmente en esta fecha. El mundo puede decir que celebra el Halloween, pero nosotros los cristianos podemos voltear la costumbre y celebrarles a los niños un día especial, donde ante todo les recordemos y enseñemos el amor y cuidado de Dios por ellos. Los niños le pertenecen a Dios, no a Satán.

Amado Señor: Así como hiciste llevar los niños hacia ti cuando estabas en el mundo, de igual modo ahora te los entregamos para que seas cubriéndolos con tu preciosa sangre y guardándolos de todo mal. Manda a tus ángeles alrededor de ellos y permite que los niños vean tu gloria manifestada en tu amor y cuidado. No permitas que el maligno los engañe y desvíe de la senda tuya. Gracias buen Señor.

Un abrazo y bendiciones.

jueves, 30 de octubre de 2014

Como buen Padre nos sostiene y levanta




El Señor levanta a los caídos y sostiene a los agobiados. 
Salmo 145:14.


Lectura: Salmo 145:1-21. Versículo del día: Salmo 145:14.

MEDITACIÓN DIARIA

Es imposible que al andar diariamente no tropecemos y caigamos.  Tal vez por un tiempo estaremos maltratados y sin ánimo; pero tan pronto somos restaurados, nos levantamos con nuevos bríos. Nuevas fuerzas vendrán y nos sacudirán para continuar. Es exactamente como cuando nos caemos físicamente: lastimados, adoloridos, llorosos y desalentados no queremos hacer nada; pero cuando nos asisten y proveen la ayuda necesaria, retomamos las rutinas acostumbradas con más habilidad y fuerza. Considero que lo mismo pasa en el área espiritual: nos debilitamos y caemos; el panorama se vuelve sombrío y nos apagamos. A veces ni siquiera se recurre a la oración,  la firmeza espiritual disminuye y hasta perdemos el gozo. Sin embargo, nuestro buen Señor que es tan misericordioso se compadece de nosotros y extiende su brazo para levantarnos y sacarnos del letargo. “El Señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad.  Cumple los deseos de quienes le temen; atiende a su clamor y los salva” (vv.18-19). No importan las caídas si después floreceremos con intrepidez y denuedo, para mostrar precisamente ante los demás la obra regeneradora que hace el Señor en los que en Él confían.
El buen Dios se encarga de ir moldeando nuestras vidas cual vasijas de barro que somos, para que precisamente se vea el sublime poder que viene de Dios y no de nosotros. Por eso podemos estar atribulados pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados pero no destruidos (2 Corintios 4: 6-9).  Nada nos alejará de su inmenso amor; su amor es el perfecto, el que como mejor Padre sabe brindar a sus hijos.  “¡Prorrumpa mi boca en alabanzas al Señor! ¡Alabe todo el mundo su santo nombre, por siempre y para siempre!” (v. 21 en la lectura).

Amado Señor: Gracias porque tu amor es tan grande que como buen Padre no solamente nos disciplinas a tu voluntad, sino que también cuando nos ves en emergencia, estiras tus brazos para levantarnos, reanimarnos, restaurarnos y encauzarnos nuevamente por el camino correcto.

Un abrazo y bendiciones.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Bendición sobre bendición




Que nuestros hijos, en su juventud, crezcan como plantas frondosas; que sean nuestras hijas como columnas esculpidas para adornar un palacio.  Que nuestros graneros se llenen con provisiones de toda especie. Que nuestros rebaños aumenten por millares, por decenas de millares en nuestros campos. Que nuestros bueyes arrastren cargas pesadas; que no haya brechas ni salidas, ni gritos de angustia en nuestras calles. 
Salmo 144:12-14.


Lectura: Salmo 144:1-15.  Versículos del día: Salmo 144:12-14.

MEDITACIÓN DIARIA

¿Cuál es el Dios que puede hacer tanto por nosotros? ¿Cuál el  que nos asombra con sus bendiciones diariamente, nos cuida, protege y fortalece? ¿Cuál Dios permite que nuestros anhelos se cumplan? No hay sino un Dios Santo y Verdadero. Un Dios sobrenatural que no escatimó ni siquiera a su propio Hijo para enviarlo al mundo en rescate por la humanidad. ¡Este es el Dios de mi vida! Dios amoroso, mi Roca, mi amparo, mi más alto escondite mi libertador, mi escudo, mi refugio y quien me permite hallar gracia ante los hombres (vv. 1-2), porque “La bendición del Señor trae riquezas” (Proverbios 10:22). Pero no creamos que son solo riquezas materiales; son riquezas espirituales, emocionales y físicas también. El Señor nos quiere llenar con todo lo de Él; desea que seamos completos en todas las áreas de nuestra vida. Sus ricas bendiciones no se hacen esperar en el día tras día; nos colma con sus favores sin descanso y muchas veces ni siquiera nos damos cuenta de ello.
Analicemos un solo día rutinario: nos levantamos vivos, tuvimos un techo donde dormir con una cama y cobijas abrigadas; tenemos un café caliente en la mañana y una voz que nos saluda. Salimos de la casa y a pesar de lo que dicen las noticias sobre inseguridad y manoseos, vamos y venimos con su sombra protectora. Como supuestamente es natural, no percibimos nuestro hablar ni caminar.  No nos percatamos de la vista, el olfato, el oído, el habla, el tacto, las piernas ni los brazos porque están ahí. Y aun así, si algo nos faltara, yo por lo menos, no dejaría de alabarle y darle gracias.  Meditemos sobre los versículos del día y demos gracias a nuestro buen Dios por los hogares que tenemos  y los bienes con los que nos ha colmado, porque sus ricas bendiciones sobreabundan en nuestras vidas.

Amado Señor y Dios nuestro: Infinitas gracias te damos por llenarnos de tus ricos favores desde que aclara el día hasta cuando anochece. Gracias porque en el descanso de la noche, también siempre estás velando nuestro sueño. Gracias por tantas bondades que nos tienes. Alabamos y bendecimos tu Nombre, Señor Dios de toda creación, dueño de nuestras vidas y de todo el oro y la plata del mundo. ¡Tuya es la grandeza y el poder por los siglos de los siglos!

Un abrazo y bendiciones.