domingo, 31 de agosto de 2014

Escuchar el consejo y aceptar la invitación




Dices: ‘Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada; pero no te das cuenta de que el infeliz y miserable, el pobre, ciego y desnudo eres tú. 
Apocalipsis 3:17.


Lectura: Apocalipsis 3:14-22.  Versículo del día: Apocalipsis 3:17.

MEDITACIÓN DIARIA

La plata no puede comprar la salud, el bienestar ni mucho menos la salvación.  No es que el dinero sea malo si se sabe usar correctamente; pero existen ricos que se consideran dioses por tenerlo todo, o lo que ellos consideran ‘su todo’.  ¿Cuántos casos no vemos de hombres y mujeres pudientes, con fama y aparentemente felices pero que han terminado sus vidas con un suicidio?  ¿Por qué?  Porque su corazón está vacío; porque por más que saquen pecho ufanándose de su fortuna y nombre, no son sino pobres miserables que tapan su soledad y vana vida, con lo material.
Entonces ¿cuál es la solución para esta gente?  Dos cosas deja el Señor en el resto de la lectura, un consejo y una invitación: “Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego, para que te hagas rico; ropas blancas para que te vistas y cubras tu vergonzosa desnudez; y colirio para que te lo pongas en los ojos y recobres la vista” (v. 18).  Hay que atesorar riqueza pero para el cielo comprando el oro refinado, las ropas blancas y el colirio que nos ofrece el Señor.  Únicamente cuando nos engalanamos para Él, podemos ver claramente la riqueza inundada de sus bendiciones en todas las áreas de nuestra vida.  Por lo mismo, no hay que desaprovechar la invitación que hace: “Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo” (v. 20 en la lectura).
¿Estás cansado de la rutina, el desenfreno, la violencia, la corrupción, la soledad y la indiferencia?  Te sugiero que aceptes el consejo y la invitación del Señor Jesús; si es tu deseo te puedo guiar con una oración. Oremos:

Señor Jesucristo: Yo te necesito, te abro la puerta de mi vida y te acepto como mi Señor y Salvador. Perdona mis pecados y hazme la persona que deseas que yo sea.  Abre mis ojos Señor, para que reconozca tu grandeza y poder. Quiero vestirme con ropas blancas y relucientes de ahora en adelante y empezar a cosechar tesoros en el cielo.  Gracias Señor, amén.

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 30 de agosto de 2014

Fortaleza y empuje del líder




Entonces les conté cómo la bondadosa mano de Dios había estado conmigo y les relaté lo que el rey me había dicho. Al oír esto, exclamaron: —¡Manos a la obra!  Y unieron la acción a la palabra. 
Nehemías 2:18.


Lectura: Nehemías 2:1-20.  Versículo del día: Nehemías 2:18.

MEDITACIÓN DIARIA

Nehemías, un judío de los cautivos en Babilonia, se ganó la apreciación del rey y éste lo mando a reconstruir la ciudad de Jerusalén.  Cuando llegó e inspeccionó la muralla, les comentó y animó a los que le acompañaban para que se unieran a la tarea y ellos exclamaron: “¡Manos a la obra!  Y unieron la acción a la palabra”. Eso es lo que nos falta en muchas ocasiones a nosotros.  Hablamos y hablamos y todo se nos va en hermosos planes de los cuales pocos se realizan; no sabemos unir la acción a la palabra.  Tenemos que aprender a ser diligentes y constantes en lo que emprendamos, porque también en eso, debemos ser testimonio.
Nehemías fue un gran líder y nos deja una lección ejemplar. Aunque le expresó al rey Artajerjes la tristeza por su pueblo y con su anuencia se fue a desarrollar la labor, no fue nada fácil.  Le tocó enfrentar muchos contratiempos: la ciudad estaba en ruinas, consumida por el fuego, no tenía los materiales ni los hombres adecuados para ayudarle, y encima de eso la envidia y oposición de algunos de los que allí moraban, le salieron al paso burlándose y poniendo resistencia.  Sin embargo, su denuedo, tenacidad y responsabilidad, unidos a la oración constante al que todo lo puede, no se hicieron esperar.  Él sabía que la bondadosa mano de quien le había abierto las puertas iba a continuar y nos las iba a cerrar hasta terminar su cometido.
Aprendamos a no desfallecer después de empezar a construir; los que confiamos en el Señor, renovamos las fuerzas cada nuevo día.  Ningún proyecto  está en tapete rojo; nada se construye de la noche a la mañana.   Si de verdad se quiere salir avante, hay que enfrentar un sinnúmero de dificultades y todo líder debe tener el suficiente carácter y valor para asumir los tropiezos.  Mi oración es por todos los empresarios, trabajadores y líderes que se levantan con mil cargas sobre ellos y están desanimados.  ¡Adelante!  Hay que unir la acción a la palabra; al final se verán los frutos.

Amado Señor: Gracias por tu Palabra.  Gracias porque en ella aprendemos no solamente a crecer en el espíritu, sino también a desarrollarnos basados en lo que a diario nos enseñas. Te rogamos que tengas en cuenta a toda persona líder y le des la suficiente sabiduría, discernimiento y fortaleza para continuar en la ardua tarea de dirigir su empresa o trabajo. ¡Gracias buen Dios!

Un abrazo y bendiciones.

viernes, 29 de agosto de 2014

¡Ven pronto Señor Jesús!



Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.  
 Apocalipsis 1:8.


Lectura: Apocalipsis 1:1-20.  Versículo del día: Apocalipsis 1:8.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor se le revela a Juan en la isla de Patmos para mostrar lo que tiene que suceder.  Juan compartió con el Señor y estuvo a su lado incluso, en los momentos de su agonía en la cruz; fue testigo de sus obras y ministerio aquí en la tierra y el discípulo amado de Jesús. En su visión escribe a las siete iglesias de parte del Señor, reconociendo su poderío y majestad: “Al que nos ama y que por su sangre nos ha librado de nuestros pecados,  al que ha hecho de nosotros un reino, sacerdotes al servicio de Dios su Padre, ¡a él sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos! Amén” (vv. 5-6).  Juan no solamente  anuncia la gran tribulación, sino que también habla explícitamente del regreso del Señor Jesús: “¡Miren que viene en las nubes! Y todos lo verán con sus propios ojos, incluso quienes lo traspasaron; y por él harán lamentación todos los pueblos de la tierra.  ¡Así será! Amén” (v. 7).
Me  fascina leer el Libro del Apocalipsis.  Sé que está lleno de sucesos trágicos por los que el mundo pasará, pero encuentro un deleite especial cuando nuevamente recuerdo que mi Señor volverá  a la tierra. Cuando afirma que Él es el principio y el fin.  Cuando leo que voy a ser parte de la Nueva Jerusalén que estará ataviada como hermosa novia para su prometido; que mi buen Señor siempre estará a mi lado y si llegase a llorar, mi Amado mismo me enjugará toda lágrima que brote de mis ojos.  Sé también que caminaré por calles de oro, adornadas con toda clase de piedras preciosas (Apocalipsis 21).  Aparte de todo esto, se me cataloga como dichosa, como bienaventurada, por leer este mensaje profético, porque dice el versículo que el tiempo está cerca (v. 3 en la lectura).  Y yo personalmente creo que  sí está muy cerca; es mi apreciación y como novia me uno al Espíritu para decir: “¡Ven!”; “¡Ven Señor Jesús!” (Apocalipsis 22:17 y 20b).

Mi Amado Señor: No sé si será egoísmo de mi parte por los que no te conocen, pero anhelo tanto ese momento que deseo que se cumpla cuanto antes.  Como te lo dije una vez: ‘espero gozosa ese nuevo amanecer en que tu vengas y me vaya contigo’.  ¡Ven pronto Señor Jesús!  ¡Tu novia te espera ardientemente!

Un abrazo y bendiciones.

jueves, 28 de agosto de 2014

Justicia y misericordia en lugar de ayuno



Así dice el Señor Todopoderoso: Juzguen con verdadera justicia;    muestren amor y compasión los unos por los otros.  No opriman a las viudas ni a los huérfanos, ni a los extranjeros ni a los pobres.  No maquinen el mal en su corazón los unos contra los otros. 
Zacarías 7:9-10.


Lectura: Zacarías 7:1-14.  Versículos del día: Zacarías 7:9-10.

MEDITACIÓN DIARIA

Los del pueblo de Israel, mandaron a preguntarles a los sacerdotes y profetas si todavía ellos debían de ayunar en las fechas prescritas.  El Señor a través del profeta Zacarías les envía este mensaje: “Dile a todo el pueblo de la tierra, y también a los sacerdotes: Cuando ustedes ayunaban y se lamentaban …¿realmente ayunaban por mí?” (v. 5).  Les hace ver que nunca pusieron atención a las palabras que por los mismos profetas les envió y que son las mismas que les está diciendo.  Les advierte nuevamente, que lo que les exige es justicia y misericordia en vez de abstinencias obligadas.  Si notamos, el Señor está más interesado en la actitud de nuestro corazón que en los propios ayunos.  “El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura?  ¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento  y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo y no dejar de lado a tus semejantes?” (Isaías 58:6-7).  A los de su pueblo Israel, les había hablado a través de profetas como Isaías, pero no hicieron caso; ahora también nos habla a los de su Iglesia, pero tal parece que tampoco ponemos la atención debida a sus palabras.  Podemos asistir a los ayunos y abstenernos de comer, pero si nuestro corazón está lejos de practicar la clemencia y la rectitud de nada nos sirve; Dios no lo va aceptar.
Recordemos que “misericordia quiero y no sacrificio” nos dice el Señor Jesús en Mateo 9:13.  Revisemos nuestra vida cristiana y miremos cómo actuamos frente al amor y a la compasión por los demás. 

Amado Señor: Gracias por repicarnos una vez más, sobre la misericordia y la justicia que esperas de nosotros.  Te rogamos que pongas en nuestro corazón el deseo de servir a los demás,  obedeciendo lo que tu Palabra manda que hagamos.

Un abrazo y bendiciones.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Orar con amor por amigos y enemigos




Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente. 
3 Juan 2.


Lectura: 3 Juan 1-15.  Versículo del día: 3 Juan 2.

MEDITACIÓN DIARIA

Juan recuerda a Gayo, su gran amigo y ora por él.  Muy seguramente nosotros también tenemos grandes amistades  que a pesar de la distancia o de las circunstancias no vemos con frecuencia, pero podemos seguir el ejemplo de Juan y cada vez que las recordemos, orar por ellas.  O mejor, para no olvidarlas, tener sus nombres anotados en nuestra lista diaria de oraciones.  Considero que esto es amar a pesar de la distancia.  Y bueno, tenemos que hacer peticiones no solamente por los amigos, sino por cualquier prójimo que se nos presente.  Esta debe ser la actitud de todo cristiano: demostrar el amor profundo que Dios nos pide, en especial hacia los hermanos en la fe. Hay que amar fervientemente al prójimo amigo o enemigo ¿Cómo? Así nos parezca difícil, con el amor basado en 1 Corintios 13.  La mejor manera quizá de hacerlo es orar por todas sus áreas: física, espiritual y emocional; muy seguramente si es una persona que nos ha ofendido, la oración por ella va sanando el corazón; “porque el amor cubre multitud de pecados” (1 Pedro 4:8).
¿Será que sí estamos dispuestos a ofrecer ese amor?  Reflexionemos y preguntémonos qué podemos hacer para ir alcanzando la clase de amor que Dios espera de nosotros.

Amado Señor: Gracias por el inmenso amor que nos has brindado sin pedir nada a cambio.  Te pedimos que nos permitas practicarlo, orando sin ninguna excepción, de la misma manera como nos lo enseñaste, a pesar de que nos hayan  ofendido.

Un abrazo y bendiciones.