jueves, 31 de julio de 2014

Compasión por los perdidos




Anda, ve a la gran ciudad de Nínive y proclama contra ella que su maldad ha llegado hasta mi presencia. 
Jonás 1:2.


Lectura: Jonás 1:1-17.  Versículo del día: Jonás 1.2.

MEDITACIÓN DIARIA

Muchos creyentes incluso predicadores, con frecuencia pierden el rumbo y se dejan llevar por otros vientos que los alejan del camino trazado.  Se le hacen muchos quites al Señor y se necesita una fuerte tempestad para caer en cuenta de la realidad.   Nos pasa exactamente como a Jonás, queremos hacer lo que nos conviene, en vez de obedecer  lo que Dios nos manda.
Reflexionemos y analicemos a cuántos no nos ha enviado el Señor a proclamar su mensaje y hemos hecho oídos sordos. Creo que es el momento de retomar la misión especial encomendada, y dejar ya, de dar tantas vueltas al mandato.  Dios lo que demanda de nosotros es obediencia ante todo y es nuestra obligación llevar el Evangelio a los perdidos; y si no lo aceptan, es otra cosa bien distinta; ya hemos salvado nuestra responsabilidad.  Pero si conociendo lo que les espera no lo hacemos, somos responsables ante Dios de su perdición.

Amado Señor: Enséñanos a tener también compasión por los que no te conocen y andan en tinieblas.  Estamos puestos aquí en el mundo, para ser luz y llevar palabras de aliento y de vida a los perdidos.  No permitas que nuestros ojos se aparten de esta meta inicial y nos desentendamos del objetivo principal como es el de proclamar tu mensaje de salvación.

Un abrazo y bendiciones.

miércoles, 30 de julio de 2014

Decisión con convicción



Yo, por mi parte, ayunaré con mis doncellas al igual que ustedes. Cuando cumpla con esto, me presentaré ante el rey, por más que vaya en contra de la ley. ¡Y si perezco, que perezca! 
Ester 4:16b.


Lectura: Ester 4:1-17.  Versículo del día: Ester 4:16b.

MEDITACIÓN DIARIA

Ester fue una de las israelitas llevadas en cautiverio a Persia; cuando ella quedó huérfana su primo Mardoqueo la adoptó y vivió con él. Por su belleza y carisma fue escogida por el rey Asuero de Persia como su reina.  Amán era un hombre de sentimientos malvados que estaba al servicio del rey en una posición muy alta y al igual que en todos los tiempos se fue contra el pueblo judío y quiso exterminarlo, sin saber que la reina Ester era judía.  Es entonces cuando surge Ester; el futuro de los judíos dependía de su decisión. Tal parece que al comienzo dudó en hacerlo; quizá como a toda dificultad enfrentada, tuvo miedo (v. 11).  Las palabras de su primo “¡Quién sabe si no has llegado al trono precisamente para un momento como éste!” (v. 14), la hicieron reflexionar y llenarse de valor.  Ester hizo ayunar a los suyos por tres días y valerosamente tomó la decisión de presentarse ante el rey y abogar por su pueblo, aun a costa de su propia vida.     
En la vida tenemos momentos cruciales en los que una decisión sabia puede marcar el rumbo no solo nuestro, sino de otros que nos rodean.  Muchas veces dejamos pasar la ocasión por miedos, influencias o porque no nos conviene, y pensamos más en nosotros mismos que en los demás, sin tener en cuenta nuestras bases cristianas.  Ester una mujer bella, física y espiritualmente, nos enseña a ser personas también decididas, valientes y a actuar en favor de los que nos necesitan en el momento exacto, sin dejar a un lado nuestras convicciones.

Amado Señor: Permítenos actuar radicalmente con cordura y valentía como personas que te conocemos y deseamos el bien, aun en medio de una sociedad que se levanta y nos tacha de retrógrados, anticuados y fanáticos por defender tus principios y valores.  Gracias buen Señor.

Un abrazo y bendiciones.

martes, 29 de julio de 2014

Innegable y penetrante es su Palabra



Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón. 
Hebreos 4:12.

Lectura: Hebreos 4:1-16.  Versículo del día: Hebreos 4:12.

MEDITACIÓN DIARIA

No  podemos negar que los tiempos cada día son más caóticos y el mundo va en un desenfreno tal, que pareciera no tener fin.  Es el momento de voltear los ojos al Dios del universo; del arrepentimiento. Mañana ya puede ser tarde. La Palabra de Dios se está predicando por todo el mundo gracias a la tecnología avanzada; o sea no hay excusa.  La misericordia de Dios se extiende por doquier deseando que todos se vuelvan con corazón contrito. “Por eso, Dios volvió a fijar un día, que es hoy, cuando mucho después declaró por medio de David lo que ya se ha mencionado: Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan el corazón” (v. 7). 
La Palabra de Dios no es cualquier libro; es el Libro de los libros donde está plasmado todo lo concerniente con la obra de Dios; es el texto majestuoso dejado al hombre como el  Manual por excelencia, para que entienda y proceda a realizarse de acuerdo al diseño de su Creador.  Cuando se comparte con otros, nunca regresa vacía porque es penetrante y cala hasta lo más profundo.  Hay que aprovecharla ahora que la tenemos a la mano porque está profetizado lo contrario: “Vienen días —afirma el Señor omnipotente—,  en que enviaré hambre al país; no será hambre de pan ni sed de agua,  sino hambre de oír las palabras del Señor. La gente vagará sin rumbo de mar a mar; andarán errantes del norte al este, buscando la palabra del Señor, pero no la encontrarán” (Amos 8:11-12). 
Si se indaga una razón que le de rumbo a la vida y no se encuentra, hoy es el día; hay que acercarse a la única solución posible que por gracia, ahora tenemos a la mano: La Palabra de Dios.

Amado Señor: Gracias por tu Palabra porque ella es verdad. Verdad que nos dará vida eterna y esperanza de vivir a pesar de las circunstancias del mundo que nos rodea  y de las adversidades que suelen llegar en nuestra marcha.

Un abrazo y bendiciones.    

lunes, 28 de julio de 2014

Seamos consecuentes con lo que hablamos



Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor. 
Josué 24:15.


Lectura: Josué 24:1-28.  Versículo del día: Josué 24:15.

MEDITACIÓN DIARIA

Después de haber conquistado la tierra prometida y de haberla repartido entre las tribus de Israel, Josué reunió a todo el pueblo para recordarles como Dios había escogido a  través de Abraham y su descendencia a ese pueblo que ahora era numeroso, y cómo los había llevado hasta allí a poseer la tierra que fluye leche y miel.  Les ordenó: “Por lo tanto, ahora ustedes entréguense al Señor y sírvanle fielmente. Desháganse de los dioses que sus antepasados adoraron al otro lado del río Éufrates y en Egipto, y sirvan sólo al Señor” (v. 14).  Resueltamente les dijo que si ellos no lo hacían, su familia y él sí servirían al Señor.  El pueblo vez tras vez, le hizo saber que ellos harían lo mismo y le serían fieles al Señor Dios de Israel (vv. 16, 18, 21 y 24).  “Desháganse de los dioses ajenos que todavía conservan. ¡Vuélvanse de todo corazón al Señor, Dios de Israel!” (v. 23), les insistió Josué.  Mientras que Josué y los jefes que él tuvo, vivieron, así sucedió.  Más adelante la Escritura nos demuestra todo lo contrario.
Quizá a nosotros nos suceda de igual manera. Podemos ser ahora consecuentes con la Palabra de Dios y querer ser fieles con el Señor sin límite alguno y lo repetimos sin cesar.  ¿Pero es verdad? Con el correr y el vaivén de los tiempos, vamos dejando a un lado aquello que profesamos un día, y que a pesar de las maravillas que nos demuestra (también nos ha sacado de áridos desiertos para llevarnos a pastos delicados), no cumplimos lo pronunciado cuando lo recibimos como Salvador personal. ¿En dónde está aquello de ‘hazme una persona nueva’? Si el Señor va a plasmar su voluntad en nosotros, nos tiene que quitar aquello que está ahogando la semilla sembrada, pero nos cuesta aceptar su decisión. 
Reflexionemos y que sea una realidad, que tanto mi familia como yo le sirvamos como Él merece que lo hagamos. Dejemos a un lado esos ‘dioses’ que interfieren en el andar diario y démosle cabida al Único que en verdad puede conducirnos por el mejor camino.

Amado Señor: Perdónanos porque también somos inconsecuentes con lo que te hablamos o prometemos. Por favor, sigue haciendo tu obra regeneradora en cada uno de nosotros y aléjanos de todo aquello que nos aparte de ti.

Un abrazo y bendiciones.    

domingo, 27 de julio de 2014

¡Eres iniagualable!



¿Qué es el hombre, para que en él pienses?  ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta? 
Hebreos 2:6.


Lectura: Hebreos 2:1-18.  Versículo del día: Hebreos 2:6.

MEDITACIÓN DIARIA

Aquí vemos una réplica del Salmo 8 escrito por el rey David, donde ante  Dios reconoce su condición inferior y se pregunta qué es el ser humano para que el Creador del universo haya puesto sus ojos en él.  Lo importante del versículo de hoy, es anotar que en este caso está haciendo alusión al Señor Jesucristo: mirando a Jesús bajo la perspectiva de su naturaleza humana quien tuvo las mismas emociones, sufrimientos y tentaciones, igual que las de todos los hombres.  Con la gran diferencia que pudo pasar por encima de ellas sin dejarse manchar. Dios lo perfeccionó mediante el sufrimiento con el fin de ser el Salvador; por eso fue coronado de gloria y honra por haber padecido la muerte (vv. 9 y10). Ahora por su gracia, nos llama sus hermanos, a todos los que creemos en Él.  Compartió su naturaleza humana con  nosotros, para precisamente anular mediante su muerte al que tiene dominio sobre la muerte el diablo (vv. 9-10; 12 y 14).  
Nuestro Redentor: el Gran Sumo Sacerdote fiel y misericordioso al servicio de Dios (v. 17), cumplió su misión. Jesús: el hombre por excelencia de naturaleza divina también es nuestro líder, amigo, hermano mayor, nuestro consejero y buen Salvador.

¡Te amamos Señor!  Ninguno podía remplazarnos de tal modo como lo hiciste Tú.  ¡Eres inigualable!  Te hiciste hombre solamente para venir a salvarnos y darnos una vida diferente contigo. Definitivamente, nadie tiene mayor amor que el dar la vida por sus amigos; y sin merecerlo lo pagaste todo. ¡Muchas gracias buen Jesús!

Un abrazo y bendiciones.