lunes, 30 de septiembre de 2013

En la escasez se prueba la integridad



Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo he de partir. El Señor ha dado; el Señor ha quitado. ¡Bendito sea el *nombre del Señor!
 Job. 1:21.


Lectura: Job 1:1-22.  Versículo del día: Job. 1:21.

MEDITACIÓN DIARIA

La historia de Job, nos deja una lección para entender que no debemos apegarnos a nada material en esta vida.  Hoy tenemos, mañana tal vez no. Siendo Dios el dueño absoluto de todo: tanto de bienes materiales como de las vidas humanas, tenemos que entender que aquí en la tierra, solamente estamos de paso.  Que si Dios nos bendice más de la cuenta: bienvenida sea la riqueza. No somos los dueños de nada, simplemente administradores y de lo que se nos da, tenemos que llevar las cuentas claras y ser fieles en ese trabajo.
Ahora, si el Señor da y después quita, está en todo su derecho; es parte de su soberanía y no somos nadie para exigirle lo contrario: “Porque nada trajimos a este mundo, y nada podemos llevarnos” (1 Timoteo 6:7).  La felicidad no la podemos medir por tener o no tener.  Hay que estar alegres y agradecidos con Dios, teniendo o no teniendo. Si nos dejamos llevar por la aflicción en tiempos de crisis financieras, estamos poniendo por encima de Dios a las riquezas y esto es pecado. Valdría la pena hacernos la misma pregunta que Job, le hizo a su esposa: “¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal?” (Job 2:10 Biblia de las Américas).
Job, fue un hombre íntegro. En ningún momento se fue contra Dios y supo con paciencia aceptar su situación. Superó la prueba y después Dios lo hizo prosperar de nuevo; tuvo el doble de lo que antes había tenido. 
El apóstol Pablo, también nos enseña que hay que aprender a vivir cualquiera que sea la circunstancia: tanto en la pobreza como en la abundancia (Filipenses 4:12). Y es que no podemos dejar que las circunstancias sean el motor de nuestra vida.  El motor es el Señor y de Él dependemos.

Amado Señor: Sabemos que no es fácil darte las gracias cuando estamos pasando diferentes dificultades. Enséñanos a verte a ti en cualquier situación y aceptar gozosos tanto la abundancia como la escasez. Gracias Señor porque todo es tuyo y tú repartes a quien quieres y como quieres.

Un abrazo y bendiciones.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Busquémosle de mañana




Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta. 
Salmo 5:3.


Lectura: Salmo 5:1-12.  Versículo del día: Salmo 5:3.

MEDITACIÓN DIARIA

Cuando se trabaja en una obra o en grupo, lo primero que se hace antes de iniciar labores es un comité, que no es más que una reunión con los empleados.  Allí se exponen las tareas a seguir, los pros y los contras que posiblemente se tendrán durante el día. 
De igual forma deberíamos hacer lo mismo con nuestro Jefe Mayor. Dialogar con Él antes de emprender el trabajo, y dejar ante sus píes, nuestras alegrías y sufrimientos.  “Pero yo le cantaré a tu poder, y por la mañana alabaré tu amor; porque tú eres mi protector, mi refugio en momentos de angustia.” (Salmo 59:16).
La mañana es la mejor hora para hablar con el Señor; para ponerle en su conocimiento el nuevo día y todas las desavenencias presentadas. El cuerpo está descansado, las palabras fluyen más fácilmente y el espíritu esta de igual modo dispuesto a aprender.  “Muy de mañana me levanto a pedir ayuda; en tus palabras he puesto mi esperanza” (Salmo 119:147). Entonces, el Señor hará su mejor parte, canalizando cada una de esas situaciones y permitiendo que salgamos avante en lo propuesto.
Esto es en realidad el devocional. Si cogemos el hábito de levantarnos más tempranito, podemos lograr todos los días una comunicación exitosa con el Señor y nos daremos cuenta, que vale la pena esa búsqueda porque afianza nuestra relación con Él. Hay momentos en que son para orar en familia, otros en grupo y unos más en la Congregación.  Pero también existen los tiempos principales en que debemos estar íntimamente ligados a nuestro grandioso Señor.  ¡Busquémosle de mañana!  Será cada día, una experiencia inolvidable al lado de nuestro amado Señor.

Señor Jesús: Gracias por enseñarnos a buscarte con la salida del sol y estar pendientes de tus respuestas. Gracias por la comunión especial  de esa hora en que podemos hablar entrañablemente los dos.

Un abrazo y bendiciones. 

sábado, 28 de septiembre de 2013

Llamados a hacer la diferencia




Muchos son los que dicen: «¿Quién puede mostrarnos algún bien?» ¡Haz, Señor, que sobre nosotros brille la luz de tu rostro! 
Salmo 4:6.


Lectura: Salmo 4:1-8.  Versículo del día: Salmo 4:6.

MEDITACIÓN DIARIA

Lo que nos muestran los noticieros y aun lo que vemos a veces en las calles, o con los mismos vecinos que nos rodean, es maldad sin precedentes.  La intolerancia, irreverencia e intransigencia; los desordenes, apatías, y falta de educación y cultura, dan un vuelco total y se tornan en agresividad general que lleva incluso a asesinar. 
Nosotros los cristianos estamos llamados a dar un paso trascendental en la sociedad; somos los agentes de cambio.  No podemos esperar nada bueno del mundo en que nos movemos, pero sí, aportar las enseñanzas de Cristo en bien de la humanidad.  Por lo anterior es que no podemos quedarnos con escuchar y leer solamente la Palabra de Dios, tenemos que ponerla en práctica; ser hacedores de ella, para que los demás vean en nosotros la luz de Jesús: La que brilla a pesar de la oscuridad, a pesar de las circunstancias.
La sociedad ya está hastiada de tanta violencia; los creyentes somos los portadores de la paz de Dios, de la justicia, del perdón y de la reconciliación.  Todos hemos pecado y todos estamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23).  La diferencia de los cristianos con el mundo, es que ya hemos aceptado que la sangre de Jesucristo nos limpie de toda maldad; pero esto no quiere decir que odiemos al pecador y seamos intolerantes con ellos. Tenemos que seguir el ejemplo del Señor: amar al pecador y rechazar el pecado que hay en sus vidas. Dice Pablo que nosotros en otro tiempo éramos igual; entonces, ¿de qué nos escandalizamos?  Si únicamente fue por la misericordia de Dios que ahora somos justos ante Él. “pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz  (el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad)” (Efesios 5:8-9).
Que nuestra meta sea de ahora en adelante brillar en todo lugar, independientemente de quienes nos rodeen.  En otras palabras: que nuestra vida, sea testimonio fiel de que Jesús mora en nuestros corazones.

Amado Señor: Gracias por habernos rescatado de las garras del infierno. Te pedimos que nos enseñes a practicar tus enseñanzas de modo que reflejemos siempre la luz tuya que no se agota, y está lista para alumbrar al caído independientemente de su situación.

Un abrazo y bendiciones.  

viernes, 27 de septiembre de 2013

El Señor vela nuestro sueño



Yo me acuesto, me duermo y vuelvo a despertar, porque el Señor me sostiene. 
Salmo 3:6.


Lectura: Salmo 3:1-8.  Versículo del día: Salmo 3:6.

MEDITACIÓN DIARIA

Gracias a Dios que teniendo nuestra mirada fija en Él, las preocupaciones son más llevaderas y que aún en situaciones como las del rey David, donde los enemigos lo acechaban por doquier, también podemos decir: “Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi cabeza!” (v. 3).
Esta confianza de saber que va  rodeándonos y que no nos deja empequeñecer ante los enemigos (los enemigos no solo son personas, son también las trampas que el maligno nos pone en diferentes campos), es la que nos permite acostarnos y verdaderamente descansar.  Descansar porque si nuestra carga es muy pesada, el Señor ya se ofreció a llevarla sobre sus hombros. Descansar y apoyarnos en sus innumerables promesas que todas son de bienestar y no de calamidad. 
Los hijos de Dios tenemos mucho de qué gloriarnos. No dejemos que el enemigo venga y nos robe el sosiego que nos ha dado el Príncipe de paz. Y si queremos tener el mejor sueño placentero, en vez de contar ovejitas para poder dormir, recitemos versículos de la Biblia que contengan sus promesas para llenarnos de ellas y conciliar un sueño apacible y celestial.

Amado Señor: Te damos las gracias porque nos rodeas de tal manera que aún vienes a velar nuestro descanso. Gracias porque podemos acostarnos y saber que tú, mientras dormimos, estás guerreando por nosotros.

Un abrazo y bendiciones.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Sin afanes ni carreras se llega más rápido




¿Qué provecho saca el hombre de tanto afanarse en esta vida? 
Eclesiastés 1:3.


Lectura: Eclesiastés 1:1-18.  Versículo del día: Eclesiastés 1:3.

MEDITACIÓN DIARIA

Cada día trae su propio afán (Mateo 6:34b). Sin embargo, no debemos dejarnos llevar por las preocupaciones cotidianas.  A veces nos afanamos por cuestiones que no valen la pena.  Mi madre recitaba una poesía que hablaba de un niño que no tenía los zapatos apropiados para calzar y se afanaba por su situación;  un día vio a otro niño sin piecitos para caminar y se dio cuenta que teniendo los suyos enteritos y en buen estado, le bastaba para ser agradecido.
Así es; nos afanamos por cuestiones efímeras y después Dios nos muestra que eso no tenía la relevancia que le habíamos dado. “Generación va, generación viene, mas la tierra siempre es la misma.  Sale el sol, se pone el sol, y afanoso vuelve a su punto de origen para de allí volver a salir” (vv. 4-5 en la lectura). 
El sabio Salomón dice; “Realmente, todo es absurdo, ¡es correr tras el viento!” (Eclesiastés 2:17b). Si nosotros pudiéramos alargar aunque fuera un minuto a nuestro día, o pudiéramos retroceder el sol para que no avanzara tan rápido, vaya y venga que valdría la pena en algo el  afán (Mateo 6:27); pero como no podemos y todo sigue su transcurso, lo mejor que podemos hacer es aprovechar los momentos. Las horas, minutos y segundos cuentan, y es nuestro deber sacarles el mayor partido. Por eso se dice por ahí que: ‘el tiempo es oro’; no hay que desperdiciarlo, hay que saberlo administrar para ir sosegadamente, sin afanes ni carreras y aceptando lo imprevisto.  Es indispensable hacer un alto en el camino, respirar profundo, analizar las situaciones con cabeza fría, y dejar que las circunstancias avancen que con la ayuda del Señor, tendrán su tiempo oportuno de parar. 
No nos dejemos contagiar de la alta tecnología que va desbordada cada día en raudales frenéticos.  Dejémosla que siga, abrámosle paso, pero no nos estresemos por querer seguir a su lado a pasos agigantados. Démosle tiempo al tiempo, ya que todo bajo el cielo tiene su momento oportuno.   

Amado Señor: Perdónanos, porque el afán se convierte en desconfianza hacia ti. Te pedimos que nos enseñes a organizarnos de tal manera que nuestro tiempo sea aceptable para ti y no permitir que las circunstancias, nos lo arrebaten. Tú eres soberano; ¡en tus manos están nuestros tiempos!

Un abrazo y bendiciones.