jueves, 31 de enero de 2013

Caminando en busca de su propósito




Encamíname en tu verdad, ¡enséñame! Tú eres mi Dios y Salvador. 
Salmo 25:5.


Lectura: Salmo 25:1- 25. Versículo del día: Salmo 25:5.

MEDITACIÓN DIARIA

Los caminos del Señor son rectos y hay que aprender a seguirlos. Nuestra oración debe ser porque Él nos los enseñe; es decir, nos los de a conocer y nos los revele (v. 4).
Cuando nos ponemos en contacto con Dios, debemos dirigirnos con sinceridad y humildad, pero a la vez ser explícitos en las peticiones para que el Señor nos pueda guiar por el camino más adecuado y es ahí donde debemos ser obedientes si en verdad nos hemos puesto en sus manos; de lo contrario no sacamos nada, porque “las sendas del Señor son amor y verdad para quienes cumplen los preceptos de su pacto” (v. 12).  Hay que entender esta condición: transitaremos en amor y verdad, si le obedecemos.
El hombre sabio teme al Señor y se deja instruir en su Palabra: Él mismo lo dice: “Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti” (Salmo 32:8).

Amado Señor: Permite que nuestro corazón esté dispuesto a escucharte y dejarse guiar por el camino que nos tienes trazado, sabiendo que es el mejor porque Tú vas adelante abriéndonos las puertas necesarias para cumplir tu propósito en cada uno.

Un abrazo y bendiciones.

miércoles, 30 de enero de 2013

Estamos advertidos




Tengan cuidado de que nadie los engañe —les advirtió Jesús—. Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: ‘Yo soy el Cristo’, y engañarán a muchos.
Mateo 24:4-5.


Lectura: Mateo 24:1-14.  Versículos del día: Mateo 24:4-5.

MEDITACIÓN DIARIA

La lectura nos habla sobre las señales antes del fin. No soy quien para decir si estamos en los últimos tiempos o no.  Cada quien sacará sus propias conclusiones al respecto.  Lo cierto es que el Señor nos advierte para no dejarnos engañar porque muchos vendrán diciendo: ‘Yo soy el Cristo’; y esto ya está sucediendo, confundiendo inclusive a los cristianos. Seguido escuchamos sobre los que se dicen ser “Jesús” e inclusive una señora se considera la embajadora del nuevo apocalipsis.  Sin embargo, no es solamente eso.  Actualmente existen muchos embaucadores que utilizando la Palabra de Dios, se hacen pasar por maestros o predicadores tergiversando la sana doctrina con el fin de llenar sus deseos carnales y sus arcas económicas. Surgirán muchos falsos profetas que engañarán a otros tantos (v.11). Debemos estar alertas; lo mejor es siempre recurrir a las Sagradas Escrituras y pedir la ayuda del Espíritu Santo para que nos de el discernimiento adecuado y no caer en manos de estos fraudulentos. “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos”; “Vienen disfrazados de ovejas pero por dentro son lobos feroces” (leer Mateo 7:15-24).  Recordemos que Satanás se viste como ángel de luz para engañar a muchos (2 Corintios 11:14).
Si el mismo Señor Jesús lo advirtió y está escrito, debemos ponerle mucha atención a sus palabras.

Amado Señor: Enséñanos a estar alertas para no dejarnos confundir por el enemigo y desviarnos de tu bendita Palabra.

Un abrazo y bendiciones. 

martes, 29 de enero de 2013

Lamento por la Jerusalén descarriada e indiferente



¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como reúne la gallina a sus pollitos debajo de sus alas, pero no quisiste! 
Mateo 23:37.


Lectura: Mateo 23:1-37.  Versículo del día: Mateo 23:37.

MEDITACIÓN DIARIA

El Señor se lamenta por su Jerusalén amada. Creo que también en alguna ocasión hemos exclamado exactamente lo mismo, al ver que “nuestra Jerusalén” por más que se le hable, se le ame y sea partícipe de testimonios vivos, no deja su religiosidad, ni su hipocresía demostrando mucha piedad y santidad falsas.  Por lo general, estas personas son las que primero están sacando su dedo para señalar al prójimo sin darse cuenta que son los principales protagonistas  de lo que tanto  critican. ¡Cuántos “ays” encontramos en la lectura para estos fariseos hipócritas! (vv. 13-29); ¡y dura cosa es caer en manos del Dios vivo!
“¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina a sus pollitos, pero no quisiste!”.  ¿Haz tenido que sembrar con lágrimas? No importa; seguro que vas a recoger con alegría.  Lo importante no es desmayar sino continuar orando por aquellos que conforman nuestra Jerusalén que el Señor se encargará a su tiempo de llevarlos hacia su redil.

Padre: Hoy te oramos de manera especial por los de nuestro entorno familiar; ellos son nuestra Jerusalén amada y clamamos porque cada uno llegue a tus píes. Gracias porque en Hechos 16:31 nos has dado una promesa y podemos descansar tranquilos sabiendo que la cumplirás en el tiempo exacto.

Un abrazo y bendiciones.

lunes, 28 de enero de 2013

Su mandato es claro



Entonces denle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios. 
Mateo 22:21.


Lectura: Mateo 22:15-22. Versículo del día: Mateo 22:21.

MEDITACIÓN DIARIA

¿Qué nos quiso enseñar el Señor con su respuesta a los fariseos que quisieron tenderle una trampa?  A Dios, nada se le quedó por fuera de su “Manual”.  Su respuesta no es más que seamos íntegros en lo que nos corresponde pagar como tributos sin disculpas ni fraudes de por medio. ¿Será que sí lo hacemos de la manera correcta?  Inclusive el Señor pagó el impuesto como muestra de su rectitud y para dar testimonio ante la gente (Mateo 17:24-27).  Nos corresponde hacerlo de igual manera; hay que obedecer su mandato sin ponerle trabas y argumentos. Sus palaras son claras y precisas: “denle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios”.  Es una orden, no por si nos parece o no nos parece.
Los diezmos, ofrendas e impuestos de ley deben entrar en nuestra lista de gastos y tenerlos en cuenta como cualquier otro egreso dentro del presupuesto familiar. Aprendamos la lección dejada por el mismo Señor Jesucristo para que nuestro testimonio sea completo.

Amado Señor: Enséñanos a cumplir honradamente tanto con lo que nos concierne tributariamente como con lo que te pertenece a ti, para que las bendiciones que nos envías no tengan ningún tropiezo.

Un abrazo y bendiciones.

domingo, 27 de enero de 2013

¿Lo loamos, o lo crucificamos?



Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás, gritaba: —¡Hosanna al Hijo de David! —¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! —¡Hosanna en las alturas!
Mateo 21:9.


Lectura: Mateo 21:1-17.  Versículo del día: Mateo 21:9.

MEDITACIÓN DIARIA

Jesús llegó a Jerusalén; su Jerusalén amada y por la que clamaba y se angustiaba.  En su entrada la gente se agolpó, alabándolo por lo que era y reconociéndolo como al Hijo de David.  ¿Por qué lo hicieron? Por un impulso del momento o por actuar por sentimientos, quizá.  El caso es que esta gente que lo estaba loando, sería la que más tarde gritaría con rabia y furor: “¡Fuera! ¡Fuera! ¡Crucifícalo!” (Juan 19:15).
El Señor se dirigió al templo donde sanó a muchos enfermos (v. 14); ¿sería su necesidad de sanidad lo que les hizo alabarle en su entrada? Comúnmente las personas buscan a Dios en momentos de angustia. Es como el “Dios bomberito”; está ahí para apagar incendios, pero después del milagro se olvida y sigue con lo mismo sin acordarse de quien hizo la obra. Incluso vuelve a los ídolos, a las imágenes que lo desvían del verdadero camino y comparten la gloria de Dios equivocadamente sin acordarse de que es un Dios celoso: “Yo soy el Señor; ¡ése es mi nombre! No entrego a otros mi gloria, ni mi alabanza a los ídolos” (Isaías 42:8).
El Señor sí está interesado en sanar a los enfermos, pero antes que nada desea la sanación espiritual, la cual todos necesitamos y por la que vino a morir en una cruz. Cuando lo rechazamos, estamos obrando igual que aquel pueblo gritando: “¡Fuera! ¡Crucifícalo!".  El agradecimiento por los beneficios recibidos queda atrás y nos olvidamos muy pronto del “¡Hosanna al Hijo de David!”. Con los mismos labios que lo alabamos, lo estamos negando. Reflexionemos sobre lo anterior.

Amado Dios: Enséñanos a ser radicales en nuestra fe, sabiendo que nuestra vida depende exclusivamente de ti; y que si nos has dado una nueva oportunidad de vivir es para honrarte  y darte toda la gloria y adoración que mereces.

Un abrazo y bendiciones.