lunes, 30 de noviembre de 2009

La compasión del Señor

Te abandoné por un instante, pero con profunda compasión volveré a unirme contigo.

Isaías 54:7.

Lectura diaria: Isaías 54:1-17. Versículo del día: Isaías 54:7.

ENSEÑANZA

Nosotros los cristianos, debemos entender que todas las cosas que nos pasan tienen un propósito. Las circunstancias difíciles que a veces tenemos que afrontar bien pueden llegar por nuestra terquedad o porque simplemente Dios quiere enseñarnos una lección. Sea la una o la otra causa, el Señor está siempre ahí presente para demostrarnos su amor y compasión. A los cristianos nos pasa exactamente igual que al pueblo de Israel, se nos enseña, se nos advierte que seamos obedientes y andemos rectamente por el camino de Dios, sin embargo, como ellos, resultamos haciendo lo contrario y Dios como buen Padre, nos tiene que disciplinar aunque esa disciplina lo conmueva hasta el fondo. En la lectura de hoy el Señor nos dice que nos abandonó por un instante; en un arrebato de ira se enojó y escondió su rostro pero su compasión puede más porque es eterna “con amor eterno te he amado” dice en Jeremías y así es. Si a nosotros como padres terrenales nos duele muchas veces la disciplina implantada a los hijos, ¿cuánto no mayor será el dolor de Dios, nuestro Padre? Gracias a Dios que Él no es rencoroso ni resentido y por el contrario nos brindará planes de bienestar y dice: “Aunque cambien de lugar las montañas y se tambaleen las colinas, no cambiará mi fiel amor por ti” (verso 10). Sus promesas seguirán fieles hacia nuestros hijos ofreciéndoles justicia, bienestar y protección. “Esta es la herencia de los siervos del Señor, la justicia que de mí procede –afirma el Señor–“ (verso 17c). Démosle gracias a Dios porque su compasión es eterna y esa esperanza estará en nuestro corazón fluyendo aún en los tiempos más difíciles.

Un abrazo y bendiciones.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Paz en las fronteras

Él refuerza los cerrojos de tus puertas y bendice a los que en ti habitan. Él trae la paz a tus fronteras y te sacia con lo mejor del trigo.

Salmo 147:13-14.

Lectura diaria: Salmo 147:1-20. Versículo del día: Salmo 147:14.

ENSEÑANZA

Nosotros como cristianos tenemos la obligación de orar por nuestra patria, gobernantes y por la paz. Como colombianos ahora no sólo tenemos que orar por la violencia de nuestro país sino por los países vecinos que nos han caído como ráfagas. Si el pueblo de Dios se uniera, diferente sería nuestra historia. Este Salmo nos sirve de ejemplo porque el salmista exhorta a Israel a alabar a Dios y reconocer su poderío frente a la adversidad. En momentos críticos para la nación levantemos los ojos a nuestro Dios y unidos como creyentes pidamos por la paz. “Él refuerza los cerrojos de tus puertas” (hablando de Jerusalén), pero tomémoslo para Colombia para que nuestras oraciones lleguen a la presencia de Dios y tengamos la certeza que las puertas de las fronteras no serán vulneradas por el enemigo. Sin embargo, demos la razón a Dios en cuanto a lo que dice su Palabra, en medio de tanta guerra sucia interna se ha manifestado el poder de Dios porque donde abunda el pecado sobreabunda la gracia. El señor Jesús permita que no lleguemos a enfrentarnos con nuestros vecinos y confiemos en que “Él trae la paz a tus fronteras, Colombia”.

Un abrazo y bendiciones.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Verdad y misericordia

Dichoso aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en el Señor su Dios.

Salmo 146:5.

Lectura diaria: Salmo 146:1-10. Versículo del día: Salmo 146:5.

ENSEÑANZA

Creo que hace más de un año escuché una predicación sobre este Salmo y lo cogí como modelo para lo que deseo sea la misión en la Fundación, por lo tanto en mis devocionales tomé por costumbre orar porque se cumpla. Para esto, he aprendido primero que todo a poner mi confianza y esperanza en el Señor mi Dios. Le pido que jamás se me olvide de dónde me ha sacado para que de esta manera yo también pueda ponerme en los zapatos de quienes necesitan ayuda. Hay varios parámetros que considero importantes como los siguientes: minimizar las cargas del oprimido; enseñar labores técnicas para que se mejore la calidad de vida y con esto puedan sustentar a sus familias de manera digna; sostener a los agobiados, viudas y huérfanos; y dar protección al extranjero. Esto en resumen es brindarles el pan cotidiano, pero existe algo muy importante para mí y no puedo pasarlo inadvertido y es también ofrecerles el pan espiritual, para que los ciegos y cautivos espiritualmente puedan gozar de las ricas bendiciones que Dios tiene para quienes le buscan y le aman. Quizá, no todos tengan este sentir de crear una Fundación, pero sí se puede lograr mucho con lo que esté al alcance. Todos en un momento dado tenemos la capacidad de entregar algo de lo nuestro para aquel que no posee nada. Simplemente es poner un granito de arena para hacer parte de la solución y no agravar más los problemas. El Señor no se queda con nada guardado y su Palabra dice que: “Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor” (Proverbios 19:17); además quien sabe hacer el bien y no lo hace peca (Santiago 4:17); por eso, “siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos” (Gálatas 6:10). Aprendamos a compartir la verdad y la misericordia por igual.

Un abrazo y bendiciones.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Exaltación a mi Dios y Rey

El Señor levanta a los caídos y sostiene a los agobiados.

Salmo 145:14.

Lectura diaria: Salmo 145:1-21. Versículo del día: Salmo 145.14.

ORACIÓN

Mi Señor y Rey: hoy hace un año, me realizaron la primera cirugía y no tengo palabras para agradecerte todo lo que has hecho conmigo. No sabía lo que iba a pasar en el transcurso de este tiempo pero sin duda, todos mis días ya estaban diseñados en tu agenda celestial. Mi Dios, ¿cómo corresponderte a tan innumerables beneficios? En esa ocasión, no tenía ni la menor idea de todas las hazañas que realizarías conmigo y mi familia a través de esa “adversidad”. Adversidad, que tú transformaste en bendición. Permitiste, no una cirugía sino tres y sabías el porqué. En mi ansiedad anhelaba tener respuestas claras y contundentes inmediatamente, pero no, tu obraste en el tiempo exacto, ni un minuto antes, ni uno después; tu palabra se cumple tal cual la tienes pronunciada. Luego, cuando creía haber salido de las tormentas y el chaparrón de mi enfermedad se calma, llegan otras económicas las cuales habíamos creído superar, pero tampoco; tú las tenías aprobadas en mi libro porque aún había mucho por aprender. Mi señor y Rey: me sentí desfallecer por completo y estaba dispuesta a tirar la toalla; sin embargo apareciste nuevamente o eso creí ver yo, porque siempre estuviste a mi lado aunque mi corazón cansado no te viera. Pero para mí, resurgiste en todo tu esplendor y comprendí más que nunca el inmenso amor que me trasciendes. Tu respuesta llegó; me viste caída y humillada y me sacaste adelante porque no he dejado de ser “la niña de tus ojos”. Me has amado tanto y es tan maravilloso, que cada nuevo día deseo exaltarte y proclamarte para que todos entiendan tu esplendor, gloria y majestad. “Cada generación celebrará tus obras y proclamará tus proezas” (verso 4). Mis generaciones lo sabrán. Sí mi Dios, hablaré por doquier de tu grandeza porque todos tienen que reconocer tu poder y proclamar la memoria de tu inmensa bondad. “¡Prorrumpa mi boca en alabanzas al Señor! ¡Alabe todo el mundo su santo nombre, por siempre y para siempre!” (Verso 21).

Un gran abrazo y bendiciones.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Guiados por el Espíritu

Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me guíe por un terreno sin obstáculos.

Salmo 143:10.

Lectura diaria: Salmo 143:1-12. Versículo del día: Salmo 143:10.

ENSEÑANZA

En la mañana, al dirigirnos a Dios en el devocional diario, debemos orar de tal manera que depositemos toda nuestra confianza en el Señor; clamándole para que nos señale el camino a seguir y nos libere de los enemigos. Su amor nos resguardará de todo mal porque al igual que David, también le reconocemos como el Dios amoroso, el amparo, el escondite más alto, el libertador y el escudo en quien nos refugiamos (Salmo 144:2). Su Espíritu nos conducirá, abriéndonos puertas para no tener obstáculos en los planes a desarrollar, y a la vez, nos enseñará a aceptar su voluntad. Voluntad ligada a la confianza depositada en Él, con la convicción plena de que siempre nos brindará lo mejor. Dios está presto a escuchar nuestras oraciones y jamás se hará el sordo o el de la “vista gorda”. Cuando le buscamos sinceramente, nos escuchará. Aprendamos a dejarnos guiar cada día por el Espíritu de Dios y de esta manera gozar de sus ricas bendiciones.

Un abrazo fraternal.